Viene de:
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Aquí continuo con algo que alguna vez empecé y que de vez en cuando retomo cuando me queda tiempo. De nuevo sólo me queda decir que si existe alguna violación al derecho de autor, les agradezco se me informe para borrar el texto y que cualquier error me lo hagan saber para corregirlo. Gracias.
Sólo recuerdo que esta es una traducción amateur y puede contener errores. Así que si tienen sugerencias para mejorar tal o tal cosa, las pueden dejar en la caja de comentarios que con gusto las revisaré. En todo caso lo de siempre, si quieren leer una mejor versión vayan a la original. Esta es sólo una tentativa por acercar al público no angloparlante a este muy buen libro. Además, el texto que se utiliza para esta traducción es la primera edición
PARTE 2: EL ASCENSO
Capítulo 3
1997: El juego de la espera
Si 1996 le
enseñó algo a Eric Bischoff, es que el New World Order era el futuro de esta
compañía. Esto quedó lo suficientemente claro con los ratings y los buy rates
que se dispararon luego del inicio de este ángulo. Los números no mienten: la
asistencia subió en un 43 por ciento durante 1995, las entradas lo hicieron en
un 87 por ciento y los buy rates para los ppvs (que es donde la compañía se
hacía la mayor parte del dinero) estaban cerca de ello. Y el primer Nitro de 1997 hizo 10.034 abonados (un
nuevo record para la marca), y esto, una semana antes de que el show en Chicago
rompiera ese número con aproximadamente 17.000 fans pagando $189.206. El nWo
los llevó a Tierra Santa, y nadie más podía hacer que esto brillase más.
Se habían
acabado los días en que la WCW estaba por debajo de la poderosa WWF de McMahon.
Ahora ellos estaban más o menos en el mismo terreno, y habiendo recorrido todo
este camino, no había forma de volver atrás.
Aunque el New World Order era un fuerte
contingente, la cuestión es que eran un montón de chicos malos. Y en wrestling,
los chicos malos sólo relucen si tienen un fuerte babyface que los enfrente. No
obstante, la WCW estaba compuesta en su mayoría por un montón de bufones, salvo
un personaje que no había sido bookeado hasta ahora como un tremendo idiota:
Sting. El tipo que había sido el estandarte del programa casi que desde el
momento en que llegó a la WCW, el único que era visto por los fans como el que podía
competir y derrotar a aquellos invasores.
Hay que darle crédito a Bischoff por saber y
haber utilizado esta información para maximizar las ganancias de la inevitable
pelea entre Sting y Hogan. Esta pudo haber sido una rivalidad simplona (en
aquellos días, los feudos no iban más allá de un par de meses), pero el plan
fue el de hacer una gran rivalidad construida a fuego lento: un prolongado
enfrentamiento de más o menos un año, con miras al Starrcade de diciembre, esperando que los fanáticos se pusiesen en
fila para pagar por ver a Sting pateándole el trasero de Hogan. La única
pregunta que quedaba era si Bischoff se mantendría con su plan y guardaría a
Sting fuera de acción por doce meses, o si se desesperaría para ese día y
precipitaría la lucha en un ppv.
Entonces, para que tuviese lugar el
enfrentamiento que quería Bischoff, éste pensó que debía centrar la compañía
casi que enteramente en el New World Order. Nunca el plan de Bischoff fue más
obvio que durante el primer ppv del año, Souled
Out, o para ser más preciso, el nWo
Souled Out: un show diseñado para que fuese la vitrina del grupo. Así que
éste no fue promocionado como un evento de la WCW, sino del New World Order, en
el que los luchadores de la WCW dejarían que les patearan el trasero.
La idea era ver un pay-per-view comercializado
y vendido bajo el nombre del New World Order que, si iba bien, le daría razones
a Bischoff para hacer más de un ppv en el mes, y por consiguiente, duplicara
las ganancias. Parecía que era una buena apuesta que valdría la pena hacer.
El show abrió, por así decirlo, de una forma
muy rara, con Bischoff, Sean Waltman, Scott Hall, Kevin Nash y el resto del
grupo rodeando la arena, montados encima de camiones de la basura. Digan lo que
quieran sobre él, pero incluso el más hastiado escéptico le daría a Bischoff
puntos por la originalidad: ciertamente ningún ppv en la historia del wrestling
profesional ha empezado de esa manera. Incluso los elementos del set eran
únicos. Las decoraciones normalmente brillantes y chillonas de la WCW fueron
cambiadas por unas oscuras e industriales a las que no se les escapaba ningún
color. La entrada era negra, el mandil del ring era negro, las cuerdas eran
negras y los esquineros del ring también, y aparte de algunos logos blancos del
nWo chapoteados en toda la arena, todo era negro.
Hay que sumar a lo anterior, que los tradicionales trucos de cámara del grupo estaban a toda máquina, con estática
ennegreciendo la imagen en intervalos al azar, raros ángulos de cámara que
hacían preguntarse a los televidentes que observaban esto por primera vez si
estaban viendo wrestling o un capítulo viejo de la serie de los 60s de Batman.
Era absolutamente raro, y completamente diferente de cualquier cosa que el
mundo del wrestling había visto hasta el momento. Esto no era definitivamente
un ppv ordinario de wrestling. Era algo nuevo, algo diferente. Era un New World
Order ppv.
Si alguien necesitaba evidencia de que el
nWo estaba empezando a desmejorarse severamente, podrá simplemente mirar este
ppv. Hogan, Nash y Hall, el tridente original del grupo, empezó a estar
acompañado de Waltman, DiBiase y Bischoff. Y completando el catálogo estaban
Buff Bagwell, Scott Norton, Masahiro Chono, Mike “Virgil/Vicent” Jones, Ray
Traylor, Elizabeth, un falso Sting y otros veinte arbustos más, que se
empujaban entre ellos en un intento vano por aparecer un poco más en algún
lugar en la pantalla del televisor. Esto fue una especie de augurio de lo que
veríamos más adelante en el año
Además de las
luchas, tuvimos el concurso de la señorita nWo, en el que unas mujeres de
mediana edad montadas en eclécticas motocicletas Harley-Davidson proclamaron su
amor al New World Order. No era gracioso ni erótico, sino parecía más bien como
si sus mamás estuviesen en un certamen con sus amigas y todas ellas empezaran a
decir que querían toquetear a Kevin Nash. No suena como algo bonito, ¿cierto?
Los fanáticos en la arena no se divertían y empezaron a gritar “aburrido”,
cuando Bischoff empezó a tantear con las féminas.
Y en el
entremedio de esas sesiones, Bischoff, en el centro del escenario, en un pódium
cerca a la rampa de entrada, empezó a proclamar el mensaje del New World Order
al público: WCW apestaba. Se trataba de un grito de guerra familiar que era
repetido una y otra vez, al punto de que incluso los que no veían el show no se
lo perdían. E incluso ignorando la perorata de Bischoff, la presentación de la
WCW en el evento ciertamente le daba la razón. Los luchadores de la WCW que no
estaban en el show, fueron mostrados sentados entre el público como fanáticos
normales, como una banda de marginados que no debían desligarse de la malvada
coalición de Bischoff. Incluso aquel puñado de luchadores de la WCW que
participaron en el certamen, parecían unos perdedores: no les pusieron música,
nada de pirotecnia, y eran presentados por una voz monótona que los nombraba de
forma burlona. El nWo mientras tanto, tenía muy buenas entradas con música y
truenos, y con el anunciante declarando la superioridad de éstos. En este punto
de la historia, las cosas estaban claras: los chicos de la WCW eran patéticos,
y no podrían con el New World Order.
A pesar de que
el ángulo le dio a la promoción un nuevo aire, el hecho de que el New World
Order continuara siendo tan cool y tan chic como se supone que eran, hacía
suponer que eran los chicos malos de esta historia. Toda esta burla a la WCW
parecía minar el interés del público, que se sentaba calladito durante la mayor
parte del show, sin estar molesto o particularmente emocionado con el desenlace
de las luchas, es decir, el New World Order ganando casi todo generalmente con
la ayuda del arbitro maligno Nick Patrick. Los pocos ganadores de la WCW,
pudieron hacerlo en peleas en las que el réferi no tenía nada que ver, como la lucha
de escalera en la que Eddy Guerrero (llamado “Frijolito Mexicano Saltarín” por uno
de los locutores, en un comentario que seguramente no habrá ofendido a nadie)
pudo hacerse con el cinturón del U.S. Heavyweight Championship que se
encontraba suspendido sobre el ring. El abominable evento principal vio otra
debacle provocada por la nWo: Hulk Hogan cubrió al Gigante (que se había unido
y luego abandonado el grupo en un lapso de más o menos seis meses) luego de haber
sido golpeado por casi que todos los miembros del grupo.
¿Fue el
experimento de Souled Out un éxito?
En una palabra, no. El buy rate fue sólo de 0.47, el más bajito desde que se
empezó con el ángulo del New World Order. El show tuvo lugar en Cedar Rapids,
Iowa, con un público de más o menos 5.000 personas, que llenaron el lugar porque
éste era pequeño, y sólo dejaron $70.000. Una decepción. En resumen, menos de
la mitad de todo lo que el pasado Starrcade
había generado.
La compañía
decidió entonces volver a la exitosa fórmula de Starrcade para el siguiente show Superbrawl 7, pero esta vez enfrentando a Hogan contra Piper en lo
que era una clara lucha por el título mundial. Para promocionar el evento,
Piper fue filmado en una serie extraña de viñetas en las que se encerraba en
Alcatraz y si miramos en qué concluyó el evento principal, los fanáticos
probablemente hubiesen deseado que éste nunca hubiese salido de su solitario
confinamiento.
Para ser justos,
sin embargo, la compañía había vuelto al modelo que había hecho de Nitro un show de obligatoria
observación: grandes luchas de mid-carders antes del evento principal que
vendía entradas (el cual era normalmente malo). Encuentros entre los que se
encontraban tipos como Dean Malenko, Eddy Guerrero, Waltman y Chris Jericho abriendo
el show, emocionando a los fans. Unos undercards que estaban mejores que nunca,
debido al hecho de que Bischoff no escatimaba en invertir en talento. A través
de incursiones en la WWF, ECW o en Japón, Bischoff trajo un conjunto grandioso
de buenos luchadores de todos lados del globo. De 1996 a 1997, personajes nuevos
como Jericho, Juventud Guerrera, Rey Mysterio Jr y muchísimos más subieron al
ring.
La WCW
necesitaba talento joven y fresco, puesto que poco a poco, todo el mundo
empezaba a notar (salvo aquellos que estaban a cargo) que tipos como Hogan o
Piper no se desenvolvían en el ring como antes. A pesar de sus intentos, esos
dos nos dejaron otro horrible evento principal en el que otra vez Piper parecía
ganar el título, pero fue derrotado luego de que Randy Savage traicionara a la
WCW y pusiera el pie de Hogan sobre la cuerda, haciendo que el título no
cambiara. Y mientras esto pasaba, Sting veía todo silenciosamente desde la
rampa de entrada, antes de dar la vuelta e irse del lugar. El fuego lento
seguía cocinando.
A pesar del
hórrido evento principal, el show pudo salir un poco de las profundidades en
que las que lo había dejado Souled Out,
marcando un 0.75 de buy rate y dejando más o menos $200.000 en la puerta y
13.324 asistentes. Esto indicaba que se retomaba a la dirección correcta.
Inmediatamente,
la WCW tomó dinero y lo gastó anunciando que habían contratado una gran
estrella para Uncensored: Dennis
Rodman. Poco importaba si Rodman pudiese en verdad luchar en el show, puesto
que el ppv tendría lugar en mitad de la temporada de la NBA. En realidad, Bischoff
sabía que con los medios cubriendo al niño malo del baloncesto, la WCW tendría
exposición contratándolo. También se rumoraba que Vince McMahon estaba buscando
hacer lo mismo, así que no fue sorpresa el nuevo intento de Bischoff por
metérsela a Vince y a la WWF. Mcmahon ofreció al “Worm” 1 millón por dos
apariciones, y Bischoff pujó más alto con 2 millones por 3 apariciones.
Uncensored recogió la fórmula de siempre con chicos
jóvenes como Ultimo Dragon dejándose la piel en buenas peleas con luchadores mexicanos
como Psicosis. Y por una vez, el evento principal era en realidad muy bueno,
debido al hecho que éste concentraba a 9 tipos en el ring, en un three-way que
obviamente ganó el nWo cuando Rodman y Savage intervinieron. En la trama, esto
le daba el derecho a Hogan de solicitar una lucha por cualquier título que
ellos quisieran. Sin embargo, mientras el grupo celebraba, Sting bajó del techo
con su bate de beisbol en mano y acabó con Nash, Hall y Savage. El público se
volvió loco cuando Sting lentamente alzó su bate y apuntó hacia su próximo
objetivo: Hogan. Finalmente, Hogan subió al ring y Sting acabó con él. Era
incuestionablemente que esta era la respuesta más grande que había tenido una
estrella de la WCW desde el nacimiento del nWo, y parecía imposible que
Bischoff pudiese aguantar nueve meses sin poner esta lucha en algún ppv.
No obstante, el
buy rate mostraba que Bischoff estaba en el camino correcto, puesto que éste
logró llegar a 0.9 (el cual fue celebrado por haber derrotado al del
Wrestlemania de ese año que había marcado un 0.77). Era notorio que Bischoff
debía abstenerse de poner en el siguiente ppv, Spring Stampede, a Sting o Hogan. En lugar de ello, el evento
principal fue una confrontación entre Savage y Diamond Dallas Page.
El ppv fue en
gran medida olvidable y casi que imposible de ver, dejando un bajo 0.58 de buy
rate. Sin embargo, incluso con aquel flojo cartel, a la compañía le seguía
yendo bien, puesto que vendieron todas las entradas por adelantado, y 8.356
fanáticos pagaron $107.115 por el evento. En efecto, vender por adelantado las
boletas se transformó en una moda (que irónicamente, terminaría por hacerle
daño a la compañía en el largo plazo).
Es de resaltar
el mérito de Bischoff en no entrar en pánico y mandar el enfrentamiento entre
Hogan y Sting en el siguiente show. En lugar de ello, continuó con Nitros en los que Sting silenciosa y
metódicamente acechaba a Hogan y al New World Order desde las vigas del techo;
y en un negocio que es conocido por sacar los grandes momentos lo más rápido
posible, es increíble que Bischoff mantuviera su plan, sobre todo si observamos
que el siguiente show, Slamboree, hizo
un buy rate similar de 0.60, al igual que Great
American Bash.
Bischoff no
cambiaría su plan, aunque este tipo de paciencia no se vería en años
posteriores (y esto eventualmente le costaría caro a la compañía).
En este punto
del relato, el negocio empezaba a ir para arriba. Las entradas de Nitro del 9
de junio, en el Fleet Center en Boston, hicieron un récord de ventas en su primer
día con 10.000 boletas vendidas correspondientes a $170.000. El negocio de los
House Show también estaba en su cima. A mediados de 1997 triplicaban lo que se
hacían en 1995 y no parecía que importase lo que cualquiera hiciera, todo lo
que tocaba la compañía lo transformaba en oro.
Una de las razones principales por las que
el negocio de las house show era tan bueno en aquellos días, se debió al
extraordinario trabajo de Zane Bresloff, quien no sólo promocionó los eventos
de la WWC, sino también había sido el hombre detrás de la promoción de
Wrestlemania III, en el que la WWF reportó haber llevado al Pontiac Silverdome
93.000 fanáticos. Años después, Bresloff admitiría que en realidad habían sido
78.000
El siguiente
show en el que participaría Hogan sería Bash
at the Beach, que se había transformado en una suerte de evento de gala de
la WCW. Hogan no sólo había hecho su debut en Bash at the Beach en 1994, sino también había hecho su legendario
cambio a heel en el mismo show de 1996. La versión de 1997 iba a darnos a los
fans algo memorable, con Dennis Rodman no sólo presentando el evento, sino
también luchando en él. Y puesto que la temporada de baloncesto había
terminado, el Gusano también tenía
luz verde para entrar en el ring y hacer equipo con Hogan para ganarle a los
pilares de la WCW Lex Luger y el Gigante.
No se puede
culpar a la WCW por haberse centrado en promocionar, por sobre todo, la lucha
de Rodman, puesto que éste era el hombre del momento en 1997. Había ganado el
segundo de tres títulos mundiales en la NBA con Michael Jordan y los Chicago
Bulls, y estaba a punto de lanzar su autobiografía best-seller, Bad as I Wanna Be, por no mencionar que
era un imán para los medios por su comportamiento estrambótico dentro y fuera
de la cancha. En pocas palabras, Dennis era un ídolo.
Un ídolo que
—por su habilidad atlética— también pudo luchar decentemente en su primera
pelea oficial, al punto que algunos llegaron a declararlo como el mejor
luchador de la noche (lo cual no es gran cosa, si tenemos en cuenta que se
trataba de una lucha de parejas en la que participaban Hogan, el Gigante y Lex
Luger). Hogan hizo la mayor parte del trabajo en el ring, si ustedes pueden llamar
“trabajo” a dar vueltas alrededor durante los primeros cinco minutos del
encuentro. Más o menos al minuto 7, Hogan da el cambio, y el
público contuvo la respiración esperando ver que aportaría el Gusano. Rodman se pavoneó alrededor del
ring con sus gafas de sol, y eventualmente agarró a Luger. Luego ocurrió: ¡le
aplicó una llave de brazo[1]
a Luger! Sí, él fue capaz de aplicar una de las maniobras más básicas del
wrestling profesional. Los comentaristas entraron en un ataque de histeria,
como si hubiésemos descubierto al sucesor de Frank A. Gotch en persona. Rodman
empezó a posar para el público, se quitó sus gafas de sol, las limpió, y luego
volvió a la acción. Afortunadamente para la WCW, Luger pudo de alguna manera
recuperar el aliento, para no sólo aplicarle dos llaves de brazo a Rodman, sino
también a Hogan. El equipo de comentaristas pro-WCW empezó a celebrar gritando
“Bienvenido a la WCW, donde los chicos grandes juegan”.
Sin embargo,
Hogan y Rodman no estaban todavía derrotados. Rodman se agarró una vez más con
Luger y lo envió contra las cuerdas. Cuando Luger regresó contra Rodman, le aplicó
una leapfrog y lo mandó contra la lona. Piensen por un momento, se trataba del
mismo tipo de maniobras que se han ejecutado desde hace más de veinte años,
pero esta vez, con los comentaristas gritando al borde de un ataque al corazón
“¡No estamos viendo a un
principiante!¡Fue entrenado por el mejor!”. Tony Schiavone incluso afirmó
que Rodman estaba mostrando (y lo cito) “destellos
de genialidad”. A pesar de toda aquella “genialidad” representada en
movimientos extraordinarios como leapfrogs y llaves de brazo, la nWo fue
derrotada cuando Luger hizo rendir a Hogan.
En cualquier
caso, a pesar de que la lucha de Rodman fue un fiasco total desde el punto de
vista técnico, el show hizo números decentes: 0.78 con $150.870 en la taquilla.
No eran los números que esperaba la WCW, pero se creó definitivamente un momentum. Los ratings de Nitro siguieron subiendo mientras Luger
iba detrás del título de Hogan. La noche antes de Bash at the Beach, Nitro había marcado un rating de 3.5. Tres
semanas de promoción después, el especial de tres horas de Nitro (por ser el programa número 100) marcó un gran 4.34, y la
pelea por el título en la que Luger destronó a Hogan marcó un extraordinario
(por lo menos para ese momento) 5.2 de rating. Obviamente, el éxito del show
llevó a Bischoff a traer más programas de 3 horas en el futuro.
La victoria de
Luger planteó el escenario para el siguiente pay per view. El Road Wild
de agosto (que cambió de nombre luego de una demanda presentada por Harley
Davidson, con la que obligó a la WCW a quitar del título la palabra “Hog”), el saco roto de dinero desde
Sturgis. No sólo el evento no produjo ni un solo centavo en la taquilla de
nuevo, sino lo que fue aún más decepcionante, produjo un 0.65 de rating. Esto
estuvo muy por debajo de las expectativas, sobre todo luego de los grandes
números que había dejado la rivalidad entre Luger y Hogan en los ratings de los
lunes por la noche.
Pero un daño más
grande para la compañía pasó por debajo del radar: cuando había un push para una pelea importante, el New
World Order nunca perdía. En Road Wild, esto
fue evidente en la lucha entre los Steiners y los Outsiders (Hall y Nash) por
los Campeonatos Mundiales en Pareja. Los Steiners habían estado durante muchos
años en la WCW, e incluso, a pesar de haber pasado por la WWF, fueron
considerados como el verdadero “equipo de casa”. Los dos habían sido todo el
tiempo babyfaces durante el tiempo que duraron como babyfaces, y fueron, junto
con Sting, vistos como los salvadores de la compañía. El número de luchadores
que los fans veían como iguales al nWo era pequeño, y sólo Luger, Sting y los
Steiners (y hasta de pronto el Gigante) eran legítimamente vistos como rivales
para enfrentar a Hogan y sus compinches. Para que esta creencia fuera
perpetuada, sin embargo, estos tipos debían vencer a sus adversarios.
En el caso de
Luger, se veía con su victoria reciente. A los Steiners, sin embargo, no les
dieron esa oportunidad. A pesar del hecho de haber estado detrás de Hall y Nash
durante casi un año, los dejaron sin cinturones, de nuevo, en Road Wild. Tengan en mente que no era
sólo que tuvieran una simple rivalidad con Hall y Nash, sino que ese par de
chicos malos filmaron un video en el que hacían salir de la carretera el auto
de los Steiner. Rick y Scott no presentaron ningún cargo, porque en
estrafalario mundo del wrestling, la única forma de tener una venganza por una
tentativa de homicidio es haciéndose con los cinturones de tus rivales.
Se suponía
entonces que los Steiners debían ganar esos cinturones, pero eso nunca pasó.
Hall y Nash fueron donde Bischoff en los camerinos del ppv, y le dijeron que,
si los títulos cambiaban de forma frecuente, éstos perderían fuerza. Entonces,
ellos argumentaron, deberían retener frente a los Steiners, a lo que Bischoff asintió.
La ironía de todo esto es que Luger, que había ganado el Campeonato Mundial de
la WCW seis días antes en Nitro, no retuvo y perdió el título con el compadre
de Hall y Nash, Hogan. La siguiente noche en Nitro, no se mencionó prácticamente
el nombre de Luger, lo cual empezó a molestar a algunos de los chicos en el
vestuario.
No eran sólo
Luger y los Steiners, sino otros, como por ejemplo los Four Hoursemen liderados por Flair (el hombre al que muchos
fanáticos consideraban como el epítome de WCW). La persona que hacían ver mal
cada vez que podían. A pesar de haber sido utilizado como chivo expiatorio de
Hogan desde su llegada a WCW en 1994, Flair seguía ganándose el respeto de
muchos fans leales a la WCW, especialmente en las Carolinas, que fueron un
semillero para la compañía. A Hogan y Nash les daba completamente igual Flair,
o la reacción que provocaba en el público, ya que cada semana en Nitro lo atacaban diciendo que estaba
muy viejo, cuando no lo dejaban echo polvo. Para hacer corta la historia,
puesto que Hogan, Nash y Hall tenían básicamente todo el poder sobre sus
personajes (Hogan tenía todo el control creativo según su contrato), ellos
hacían ver a Flair como un idiota, una y otra vez, en frente de los fanáticos
de su ciudad.
Y nunca Flair o
sus Horsemen se vieron más idiotas que durante el Nitro que tuvo lugar el 1 de septiembre de 1997. Una semana antes,
el Nitro de Columbia (Carolina del
Sur) había destruido el registro de ratings anteriores (gracias en parte a que
Raw tuvo que ser presentado antes de lo normal a causa del U.S. Open),
haciéndose un 4.97 en un show que estuvo construido alrededor del anuncio de
retiro de la leyenda Arn Anderson, debido a una complicada cirugía de cuello.
El plan para la semana siguiente era francamente sencillo. El show sería un
tributo a Arn, pero a mitad de camino, el nWo haría una parodia en la que se
burlarían del grandioso discurso de Arn de la semana anterior. Todos los
fanáticos estarían iracundos. Luego, al final de la escena, los Horseman
entrarían a limpiar la casa con Anderson sonriente en la rampa.
Pero esto nunca
ocurrió. En su lugar, la nWo hizo la parodia y no hubo retaliación, puesto que
Nash se encargó de que esto no pasara. Flair, indignado, se negó a dar
entrevistas más adelante, diciendo que eso había matado a los Horsemen, sobre
todo porque ellos no habían atacado al nWo antes. Arn también estaba muy
molesto (dejando rápidamente la compañía), no tanto por el contenido de la
parodia, sino porque su familia estaba mirando ese show y quedó devastada con la
escena (ya que en ella se habla del supuesto alcoholismo del luchador, y su
reacción fue aún peor, puesto que su mamá había muerto por eso cuando él era
más joven).
Esa parodia montó
lo que sería Fall Brawl, un ppv que
tuvo lugar en el corazón de la tierra de Flair: Winston-Salem, Carolina del
Norte. Ante un público de casi 12.000 fanáticos iracundos de los Horsemen, se
bookeó que Flair perdería una vez más, ya que el nuevo miembro Curt Hennig (que
había sido propuesto por Arn como su reemplazo en los Horsemen semanas antes)
traicionaría al grupo y le daría una nueva victoria al New World Order. En este
punto, ya se veía que nadie podría competir contra el nWo.
A Bischoff le
daban igual las quejas de tipos como Flair, puesto que el negocio iba viento en
popa. Nitro, que al principio del año
tenía notas por encima de 3, empezó a hacer, de un momento a otro, cuatros. El
8 de septiembre el show fue un gran éxito, teniendo en cuenta que se hizo un
4.27 contra el 2.15 de Raw (el más grande margen que se había dado en la
historia hasta ese momento). Los shows vendían todas las entradas (el fin de
semana del 4 de septiembre, fue el primero en la historia en que la compañía se
metió al bolsillo aproximadamente $1 millón de dólares solamente en ingresos de
House Show), y los buy rates de los PPV seguían subiendo. Halloween Havoc en particular, fue un éxito masivo.
A pesar del
hecho de que el show tuvo en el evento principal otro horrible Piper vs Hogan
(el tercero en los últimos nueve meses), marcó un gigantesco 1.1 de buy rate,
con 12.457 fans y $297.508 en la taquilla. En el lado positivo, tuvimos una
lucha de título vs mascara entre Rey Mysterio Jr y Eddy Guerrero (la cual ganó
Rey, a pesar de que se había programado que perdiese hasta algunos minutos
antes de que tuviera lugar el enfrentamiento). Fue la mejor pelea de WCW de los
últimos cinco años. Tan bueno como fue el negocio de ese show, fue el siguiente
ppv, World War III, que fue más allá,
dejándonos las cifras de 17.128 fans y $407.831 en la taquilla.
¿A quién
demonios le importaba un luchador quejándose cuando la WCW hacía tanta plata?
Y no sólo era
dinero, sino que Bischoff estaba a punto de tropezarse con otro éxito que le
daría vida a la WCW durante los años venideros: Bill Goldberg. El antiguo Atlanta Falcon convertido en el pupilo
de Power Plant, debutó el 22 de agosto en Nitro, en una victoria conseguida en
2:24 sobre Hugh Morris. Posteriormente, sólo necesito de alzar un solo dedo como
para decir “este es el primero”. Aunque
en realidad, no mencionó ni una palabra durante prácticamente su primer año. El
caso es que en el momento en que este show se acabó, probablemente la mayoría
olvidó aquella pelea, lo cual es irónico, teniendo en cuenta que Goldberg se
transformaría en una de las estrellas más recordadas.
WCW lo tenía
todo, y estaba a punto de ser aún mejor: Bischoff contrataría pronto al más
deseado agente libre en la historia del wrestling. Y cuando lo hizo, nadie
dudaba de que era el último clavo en el ataúd de Vince McMahon y la WWF.
Y la cuestión es
que a pesar de que Bischoff había acumulado la mejor variedad de talento que el
wrestling jamás había visto, había un solo tipo que se le había escapado
durante años y años sin poderlo conseguir: Bret Hart. Bischoff había querido traerlo
durante el verano de 1996, sabiendo que si además Hall y Nash, también traía a Hart,
parecería verdaderamente que todas las grandes estrellas de la WWF se estaban
cambiando para la WCW. Infortunadamente para Eric, McMahon pudo convencer a
Bret de seguir con el contrato de veinte años del que ya se habló.
Había un montón
de preguntas sobre ese contrato, como, por ejemplo, ¿cómo haría Mcmahon para
pagarlo? Bischoff sabía (más allá de cualquier duda) que la WWF estaba en dificultades
financieras: la compañía había perdido 6 millones en 1996, y no se veía una
fórmula para mejorar en 1997: ¿dandole push a náufragos de la WCW como Steve
Austin o Mick Foley que habían sido expulsados sin contemplaciones por
Bischoff? Éste pensaba que la WWF no aguantaría otro round más.
Y si quería más
hechos para probar su teoría, la fábrica de rumores estaba, una vez más,
haciendo ruido sobre los problemas que había entre McMahon y su campeón de la
WWF Hart. Esos rumores fueron confirmados cuando Hart, con la bendición de
McMahon, contactó a Bischoff para ver si había la posibilidad de que volviese a
ofrecerle el contrato que había rechazado un año antes. Bischoff vibró de
regocijo cuando Bret le contó su historia: Mcmahon le dijo que no podía
permitirse pagar las cantidades prometidas a Hart, ya que la compañía estaba en
“peligro financiero”. Esto en la mente de Eric se tradujo como “Bret Hart es de
nuevo agente libre y la WWF está muerta”.
Fue un momento
glorioso para Bischoff: firmando a Hart, no sólo tenía a uno de los mejores
luchadores de todos los tiempos, sino también se llevaría a uno de los mejores
de la WWF. Tal y como lo había hecho con Nash y Hall, dejaría a los fanáticos
con la boca abierta trayendo a Bret a Nitro. Después de todo, no era sólo una
gran estrella de la WWF, sino era su CAMPEÓN MUNDIAL, por Dios. En este punto,
Bischoff se dio cuenta de que a Vince le podía ir peor de lo que jamás pudo
imaginar.
Una de las
cláusulas del contrato a veinte años de Bret con la WWF, decía que éste tenía
el control creativo de su personaje. Por tanto, como campeón, tenía el derecho
de decidir con quién perdía el cinturón y cuando lo haría. Por varios meses,
una verdadera rivalidad se había desarrollado entre Bret, y otro de los
luchadores favoritos de McMahon, Shawn Michaels. Este último (que también tenía
gran poder en vestidores) parecía deleitarse enfureciendo a cada rato a Hart.
Una vez, llegó al punto de afirmar (en vivo, nada más) que Bret estaba en medio
de una aventura extramatrimonial con la diva de la WWF Sunny. Esto enfureció a
Hart (por no hablar de su esposa), terminando en aquella infausta pelea en
bastidores entre los dos hombres, que terminó con Shawn yéndose temporalmente, después
de que un buen trozo de pelo le fuera extraído de su cabellera.
Como el contrato
de Bret se acercaba a su final, y el debut en la WCW parecía cercano, él y
Vince empezaron a discutir diferentes escenarios en los que éste perdería el
título. El siguiente PPV de la WWF era Survivor
Series en Montreal, y Vince le sugirió que debería desprenderse del
cinturón con (ya saben quién) Shawn Michaels, quien ya le había ganado un año
antes en un Iron Match de una hora en Wrestlemania, y con quien las lesiones
(reales y verdaderas), las peleas y otro tipo de problemas hicieron que la
revancha no hubiera tenido lugar hasta el momento. Al comienzo, Bret,
ejerciendo su control creativo, se negó, argumentando que “se volaría los
sesos” antes que perder con Shawn. Una de sus quejas principales, es que Shawn le
había dicho a él y a McMahon que no volvería a hacerle un job a ninguno de la promoción, incluido Bret.
Si esa iba a ser
la actitud de Shawn, Bret concluyó que iba a “regresarle el favor” no perdiendo
con él. El miércoles antes de Survivor
Series, Vince citó a Shawn una vez más para preguntarle si estaba dispuesto
a perder. Shawn fue a hablar con su buen compadre Hunter Hearst Helmsley
(Triple H), quien, consternado, le dijo que sería un idiota si se permitía
perder con un tipo que siempre había estado en su camino en la competición. Así
que Shawn llamó a Vince y le dijo que no perdería la pelea. Tan pronto como
Bret se enteró de eso, respondió que si Shawn no iba a perder con él en
Montreal, él no lo haría en ningún lugar del mundo con Shawn y bajo ninguna
circunstancia.
Un par de días después, Bret cambió de
opinión. Ese viernes, su abogado le envió a la WWF una carta que decía que Bret
estaba dispuesto a perder el cinturón con cualquiera de la compañía, siempre y
cuando no pasase en Canada. Y como su contrato con la WCW no empezaría sino
hasta el 1 de diciembre, había muchos lugares en los que podría perder su
título, incluidos los house show de
la siguiente semana en Youngstown (Ohio) el 13 de noviembre, Pittsburgh el 14
de noviembre o incluso el Madison Square Garden el 15 de noviembre. Incluso
dijo que, si Vince lo deseaba, estaba dispuesto a perderlo en una lucha de 4,
el 7 de diciembre, en el show que tendría lugar en Springfield (Massachussets).
Vince mencionó que el trato de la WCW con Bret
iniciaría el 1 de diciembre, a lo que éste respondió que no sería un problema,
puesto que convencería a Eric de prolongar su debut en la WCW hasta el 8 de
diciembre. Escuchando esto, Vince le dijo que todo estaba bien, y que Bret
podría ganar vía DQ (para no hacer ver mal a Shawn) en Montreal, y luego
perdería el título en una lucha de cuatro personas en diciembre. Pero Vince
cambió de parecer, otra vez, diciendo que Bret se iba y por tanto debía perder
el título antes de la noche del Nitro
que le seguía a Survivor Series. Después de todo, razonó Vince, incluso si Bret
no aparecía en el Nitro del 1 de
diciembre (y sin hablar de las cuestiones legales), si Bischoff aparecía en
televisión mencionando que se llevó su campeón, la WWF estaría muerta.
Bret dijo que llamó a Bischoff para que se
abstuviera de hacer el anuncio, aunque infortunadamente, éste había salido a
cazar a Wyoming, por lo que no pudo comunicarse con él. Vince le sugirió que
perdiera el titulo en el house show de
Detroit la noche antes de Montreal a lo que Bret se negó de nuevo, diciendo que
la pelea entre él y Michaels era muy importante para que ésta fuera
trivializada, y si querían hacer las cosas bien, él tenía que llegar como
campeón. Por tanto, sólo si Vince quería que él perdiese la semana siguiente en
el house show todo estaría bien.
El domingo se acercaba rápidamente, y nadie
era capaz de decidir sobre un asunto que tenía a Bret al límite. Vince arguyó
que era injusto que se negara a perder. Bret dijo que era justo, en la medida
que Vince había puesto la cláusula de control creativo en su contrato.
Finalmente, unas horas antes del ppv se reunieron en vestidores. Vince le
preguntó sobre qué quería hacer, a lo que Bret le respondió que él quería irse
con la cabeza en alto, dejando libre el título al día siguiente en Raw sin enterrar
la compañía (i.e. haciendo ver a Vince o la WWF mal), diciéndole a los fans que
se iba. Vince asintió, y el plan era que Shawn perdiera vía DQ cuando
Degeneration X (el grupo de Shawn) y la Hart Foundation (el grupo de Bret)
intervinieran.
Durante la lucha, Shawn puso a Bret en el
finisher de éste, el sharpshooter. A Bret se le había dicho que lo debería
revertir, dando lugar a un nuevo conteo. Sin embargo, esto nunca pasó. En su
lugar, el arbitro Earl Hebner (un amigo de toda la vida de Hart, que le había
jurado por la vida de sus hijos, que no le contaría rápido) mandó a tocar la
campana. El cronometrador, que no sabía lo que estaba pasando, estuvo
inicialmente confundido por lo acontecimientos. Afortunadamente, McMahon bajó
al ring para aconsejarle amigablemente: ¡TOCA LA PUTA CAMPANA! Y entonces Shawn
ganó el campeonato y a Bret, como lo diría innumerables veces después, lo
“jodieron”[2].
Esta se convirtió en la más famosa traición de
la historia del wrestling. Bret había estado con su antiguo empleador durante
14 años, perdiéndose sólo dos shows, intentando siempre hacer todo por ayudar a
la WWF. Cruelmente, ellos le dieron la espalda. Ese fue un momento que quedó
grabado en la mente de todos los que lo vimos. Un recuerdo fortalecido por las
imágenes repetidas una y otra vez en la televisión de la WWF, en un esfuerzo
por hacer creer a los fanáticos que Vince había hecho lo correcto.
Esto debería haber ayudado a la WCW y herido
la WWF, puesto que habían jodido descaradamente a una estrella muy popular.
Pero el negocio del wrestling es un mundo muy peculiar y único, puesto que
convirtió a McMahon (quien sólo quería que la historia se acabara lo más rápido
posible, sin ganas de jugar un papel en ella) en el más grande heel de la WWF.
Esto creó una contienda entre hombres contra sus jefes, Vince contra el más
grande babyface de la compañía: Steve Austin. Esta rivalidad sería un trampolín
para la compañía, que pegaría un gran salto que llevaría a Vince a convertirse
en un billonario certificado.
¿Y qué pasó con Bret Hart? Llegando a WCW con
un momentum como ese, parecía
imposible que la compañía pudiese joder las cosas. No había dudas de que algo
muy grande había sido planeado para Bret en el siguiente ppv blockbuster, Starrcade.
Sin embargo, antes de ese evento, Bischoff
tenía algo sobre lo qué ocuparse. Él había decidido intentar hacer otro show
basado enteramente en el nWo. Aparentemente, no aprendió nada del fiasco de Souled Out en enero, puesto que ahora
estaba a punto de darles Nitro a
Hogan y su contingente heel. El plan que estaba sobre la mesa para principios
de 1998 era crear un programa de dos horas los martes, que sería transmitido por
TBS. Bischoff había tenido la grandiosa idea de dividir la compañía en lo que
sería un show de la WCW y otro de la nWo, haciendo que por ende, la WWF (y
ténganse, porque esto lo pensaba de verdad) se convirtiera en la promoción
número tres de Estados Unidos.
Así, nWo
Nitro tuvo su ensayo, con resultados que fueron o increíblemente
desastrosos o increíblemente predecibles, según lo que ustedes consideren. El
show iniciaba con la llegada del escuadrón del nWo solicitando inmediatamente
de que el equipo de producción echara abajo cualquier logo de la WCW. Cada
letrero, banner, incluso el grande de metal con las letras “WCW” fue dejado de
lado, para poner en su lugar, unos banners del nWo especialmente diseñados. Y
para mostrar de que no se trataba de algo de un solo día, un elegante video
abrió el show. Todos los presentes, estaban involucrados con el nWo, desde
luchadores hasta comentaristas.
Y a pesar de que el grupo entero se mostró
alegre y no paró de repetir lo maravilloso que se sentía, la noche estuvo
verdaderamente dedicada a, como no, Hulk Hogan. La mayor parte del nWo Nitro fue menos un show y más una
celebración de la vida y los momentos de Terry Bolea, completado con un
segmento de veinte minutos en el que Bischoff le daba regalos a Hogan como
banners gigantes y motocicletas con su imagen. Incluso se puso en una rodilla para
darle un anillo (con la forma del Título Mundial de la WCW) en su dedo. Para
todo el mundo, parecía que él iba a proponerle matrimonio al Hulkster o
golpearlo en medio del ring. O de pronto los dos.
A pesar de estos bonitos gestos por parte de
Bischoff y Hogan, los que estaban en casa no pudieron compartir aquel amor. Con
Starrcade (y con la que estaba
llamada a ser la lucha mejor promocionada de la historia de la compañía) a un
par de días, todos imaginaban que este Nitro generaría ratings increíbles, casi
que los mejores de la compañía. Y no sólo eso no pasó, sino que el show cayó a,
prácticamente, un punto por debajo de su promedio, por lo que el plan original
de poner al aire un nWo Nitro cada
semana quedó completamente abandonado. Los decorados bien elaborados, las
camisetas, la producción de video, todo ello, se convirtió en un colosal
desperdicio de dinero.
Aunque para Bischoff, se trataba sólo de un
experimento fallido. Claro, sólo se había gastado un par de billetes en los
decorados, y los ratings se hundieron sólo un poquito. ¿Pero no valía la pena
el riesgo?, ¿Qué tal si hubiese funcionado? Y en realidad, ¿qué importa? El
show más grande del año, Starrcade, estaba
por llegar, y se trataba de un evento por el que todo fanático del wrestling en
el país haría fila para verlo. No sólo iba a tener lugar el Sting vs Hogan,
sino que Bret Hart haría su primera aparición en un ppv de la WCW como arbitro
especial de la grandiosa lucha entre Eric Bischoff y Larry Zbyszko.
¿Qué?
En un movimiento desconcertante para, bueno,
todo el mundo (incluido Bret Hart), el producto más deseado de todo el
wrestling profesional no iba a luchar como competidor, sino iba a aparecer como
réferi. El encuentro entre Zbyszko y Bischoff iba a determinar el destino de
Nitro: si ganaba Larry, Nitro seguiría bajo el control de la WCW. Si ganaba
Bischoff, él sería premiado con un nWo Nitro cada semana. La gran pregunta era
si Bret estaría del lado de la nWo o de la WCW. Dicho de otra manera, Bret
Hart, el tipo que había sido el campeón de la WWF hasta hace menos de dos
meses, el tipo por el que la compañía pagaría 3 millones de dólares al año, el
tipo que había competido en las luchas más impresionantes y significativas de
la década no iba a ser más que un instrumento en la batalla interminable entre
la WCW contra el nWo. Y este, fue el comienzo de lo que sería la larga y
confusa permanencia de Hart en su nuevo hogar.
Muchas de las dificultades de Hart tenían que
ver con políticos de carrera como Hogan y Nash, quienes manejaban a Bischoff
como marioneta, haciéndolo que mantuviera sus intereses por encima del resto
del reparto. Cuando Bischoff no cedía a sus caprichos, ellos simplemente los
cogían y se iban a casa. Este fue el caso de Starrcade, en el que se había programado que Nash perdería con el
Gigante. No obstante, aquella tarde, Nash sufrió indigestión y llamó a la
oficina diciendo que creía que estaba sufriendo un preinfarto. Nadie en
vestidores le creyó, ya que Nash había repetido una y otra vez, durante meses,
que no perdería con el Gigante, lo que se convirtió en una broma permanente.
Los fanáticos vieron en su lugar a Scott Hall insultando al Gigante, antes de
llevarse un chokeslam durante una entrevista. Sí, no sólo Nash no hacía el job, sino que el remplazo obvio de esta
pelea, Hall vs el Gigante, tampoco tendría lugar.
Sorprendentemente (o no, si tenemos en cuenta
quienes eran los tipos que estaban entre vestidores), casi ninguno de los
miembros del nWo perdió su lucha en Starrcade.
Incluso perdedores de carrera como Mike “Vincent/Virgil/lo que sea” Jones
le ganaron a grandes estrellas de la WCW como los Steiners. Lex Luger, campeón
de la WCW 4 meses antes, fracasó en su regreso, luego de un conteo de tres con
Buff Bagwell. Todo era muy raro, teniendo en cuenta que se había vendido como
el último show de venganza de la WCW, un show en el que el New World Order por
fin mordería el polvo ante los chicos buenos.
Y en realidad, una de las pocas luchas que
perdió el nWo fue el otro evento principal de la noche entre Bischoff y
Zbyszko. Sí, en el ppv más grande de la historia de la compañía, Bischoff
bookeó su pelea como uno de los eventos principales. Para mostrar que era uno
más, Bischoff perdió luego de que Hart decidiera ponerse del lado de la WCW y
por tanto, salvando al mundo de volver a ver un nWo Nitro. Lo peor es que en
aquella lucha, Bischoff no perdió por conteo de 3, ni tampoco por haberse
rendido, sino porque Bret decidió premiar a Zbyszko debido a que…bueno, porque
sí.
Se puede argumentar que toda esa ridiculez
daba igual, porque en últimas, lo que los fanáticos querían ver era la lucha
que se estaba construyendo desde hace casi un año: Sting vs Hogan. Claro, todos
esos fans debieron estar aburridos por lo que habían visto en el show, y
posiblemente habían perdido un poco de fe en la WCW. Pero eso ya no importaba,
porque finalmente, el trasero de Hulk Hogan sería pateado por Sting.
Sin embargo, eso nunca pasó.
Hogan se pavoneó al bajar por la rampa con su
típica fanfarronería, tocando su guitarra de mentiras, y eventualmente,
deambulando para consultar a Nick Patrick, el malvado réferi asignado para la
pelea. Los dos hablaron por un momento de una forma que se aleja de las
pantomimas habituales del wrestling, como si los dos se cercioraran de que
tenían las cosas bien preparadas para el combate. Raro.
Después de haber descendido del techo de forma
extraordinaria durante gran parte de los últimos 18 meses, esta vez Sting bajó
de manera sencilla por la rama, parando un momento para mirar al público antes
de continuar su camino. Luego se entró lentamente en el ring, como si fuese
otra lucha de una persona cualquiera contra otra persona cualquiera.
Nick Patrick se puso entre los dos hombres y
les explicó las reglas. Hogan y Sting se mandaban fuertes miradas, antes de que
ocurriera lo que tenía que ocurrir: Hogan empujó a Sting. Éste respondió abofeteándolo
en la cara, y así se encendió la cosa. Hogan empezó a moverse en círculos
lentamente, antes de agarrarse con su contrincante. El público volvió a la vida
cantando “¡Hogan apesta!”. Era obvio que todos estaban desesperados por ver a
Stinger noquear a este desgraciado arrogante de una vez por todas.
Y el público siguió esperando a que esto
ocurriera. Y esperó y esperó.
Y nunca pasó, porque en realidad, Hogan empezó
a dominar la pelea con un Sting aplicando uno que otro movimiento por aquí. Un
headlock sirvió para traer de vuelta a la vida al público. Hogan mandó a Sting
fuera del ring y le dio con todo, mandándolo contra el barandal antes de darle
con su bota. Luego lo devolvió al ring, mandó su mano a la oreja, como lo había
hecho siempre durante su carrera, y cogió impulso contra las cuerdas para
aplicar su movimiento final: el Legdrop of doom.
Hogan cubrió Sting. Patrick se mandó al suelo
y empezó a contar.
Uno.
Dos.
Tres.
Sting no lo había logrado.
No, él no lo había logrado. El hombre que
estuvo acechando a Hogan y su banda de rufianes durante un año, había fallado
miserablemente en una lucha que se estuvo preparando durante un año.
Patrick levantó la mano de Hogan para señalar
la victoria mientras el público quedaba paralizado en silencio.
Los comentaristas de la WCW empezaron a pedir
explicaciones. Ellos decían que Patrick había contado muy rápido y que en
realidad Sting no había perdido. El problema es que no había sido una cuenta
rápida. Así que Bret Hart bajó rápidamente al ring directo a la mesa de
comentaristas y con un silenciado micrófono dijo “Esto no va a pasar de nuevo”
(en referencia al famoso final de Montreal con el que le robaron el título de
la WWF). Mucha gente en el público no podía creer lo que Hart decía. Parecían
furiosos y confundidos.
Y Sting, el salvador de la WCW seguía tirado
en el ring. Finalmente, éste volvió a la vida, le aplicó un Stinger splash a
Hogan, antes de aplicarle su movimiento final: el temido Scorpion Deathlock. El público esperó a que Hogan empezara a
palmotear la lona e hiciera expreso que se rendía, aunque este momento nunca
llegó. En lugar de ello, Bret Hart mandó a sonar la campana, y la historia fue
que Hogan había dicho “I quit” (con el hecho de que no había micrófonos cerca).
Este cambio de cinturón fue celebrado por los luchadores de la WCW por lo
grande.
Y los luchadores celebraron, y los fans
celebraron, al igual que Bischoff. Todo el trabajo duro, toda esa paciencia,
por fin veía sus réditos.
Starrcade
97 fue,
sin lugar a dudas, la mayor fuente de dinero que la WCW jamás produjo.
17.500 fans
$543.00 en taquilla.
Un increíble 1.9 de buy rate que significaron
6 millones en ganancia.
Y el principio del final.
[1] N del T: del
original Arm Drag. Tengo el problema de que la mayoría de la terminología de la
lucha libre la conozco en inglés, así que intento aproximarla a lo que creo que
debería ser en español. Algunos los voy a dejar en inglés porque no les
encuentro equivalente. No obstante, si alguien conoce un término mejor se lo
agradezco.