martes, 31 de julio de 2018

La muerte de la WCW (4) : El juego de la espera


Viene de:
Introducción

Capítulo 1
Capítulo 2


Aquí continuo con algo que alguna vez empecé y que de vez en cuando retomo cuando me queda tiempo. De nuevo sólo me queda decir que si existe alguna violación al derecho de autor, les agradezco se me informe para borrar el texto y que cualquier error me lo hagan saber para corregirlo. Gracias.


Sólo recuerdo que esta es una traducción amateur y puede contener errores. Así que si tienen sugerencias para mejorar tal o tal cosa, las pueden dejar en la caja de comentarios que con gusto las revisaré. En todo caso lo de siempre, si quieren leer una mejor versión vayan a la original. Esta es sólo una tentativa por acercar al público no angloparlante a este muy buen libro. Además, el texto que se utiliza para esta traducción es la primera edición


PARTE 2: EL ASCENSO

Capítulo 3
1997: El juego de la espera

Si 1996 le enseñó algo a Eric Bischoff, es que el New World Order era el futuro de esta compañía. Esto quedó lo suficientemente claro con los ratings y los buy rates que se dispararon luego del inicio de este ángulo. Los números no mienten: la asistencia subió en un 43 por ciento durante 1995, las entradas lo hicieron en un 87 por ciento y los buy rates para los ppvs (que es donde la compañía se hacía la mayor parte del dinero) estaban cerca de ello. Y el primer Nitro de 1997 hizo 10.034 abonados (un nuevo record para la marca), y esto, una semana antes de que el show en Chicago rompiera ese número con aproximadamente 17.000 fans pagando $189.206. El nWo los llevó a Tierra Santa, y nadie más podía hacer que esto brillase más.

Se habían acabado los días en que la WCW estaba por debajo de la poderosa WWF de McMahon. Ahora ellos estaban más o menos en el mismo terreno, y habiendo recorrido todo este camino, no había forma de volver atrás.

Aunque el New World Order era un fuerte contingente, la cuestión es que eran un montón de chicos malos. Y en wrestling, los chicos malos sólo relucen si tienen un fuerte babyface que los enfrente. No obstante, la WCW estaba compuesta en su mayoría por un montón de bufones, salvo un personaje que no había sido bookeado hasta ahora como un tremendo idiota: Sting. El tipo que había sido el estandarte del programa casi que desde el momento en que llegó a la WCW, el único que era visto por los fans como el que podía competir y derrotar a aquellos invasores.
Hay que darle crédito a Bischoff por saber y haber utilizado esta información para maximizar las ganancias de la inevitable pelea entre Sting y Hogan. Esta pudo haber sido una rivalidad simplona (en aquellos días, los feudos no iban más allá de un par de meses), pero el plan fue el de hacer una gran rivalidad construida a fuego lento: un prolongado enfrentamiento de más o menos un año, con miras al Starrcade de diciembre, esperando que los fanáticos se pusiesen en fila para pagar por ver a Sting pateándole el trasero de Hogan. La única pregunta que quedaba era si Bischoff se mantendría con su plan y guardaría a Sting fuera de acción por doce meses, o si se desesperaría para ese día y precipitaría la lucha en un ppv.

Entonces, para que tuviese lugar el enfrentamiento que quería Bischoff, éste pensó que debía centrar la compañía casi que enteramente en el New World Order. Nunca el plan de Bischoff fue más obvio que durante el primer ppv del año, Souled Out, o para ser más preciso, el nWo Souled Out: un show diseñado para que fuese la vitrina del grupo. Así que éste no fue promocionado como un evento de la WCW, sino del New World Order, en el que los luchadores de la WCW dejarían que les patearan el trasero.

La idea era ver un pay-per-view comercializado y vendido bajo el nombre del New World Order que, si iba bien, le daría razones a Bischoff para hacer más de un ppv en el mes, y por consiguiente, duplicara las ganancias. Parecía que era una buena apuesta que valdría la pena hacer.
El show abrió, por así decirlo, de una forma muy rara, con Bischoff, Sean Waltman, Scott Hall, Kevin Nash y el resto del grupo rodeando la arena, montados encima de camiones de la basura. Digan lo que quieran sobre él, pero incluso el más hastiado escéptico le daría a Bischoff puntos por la originalidad: ciertamente ningún ppv en la historia del wrestling profesional ha empezado de esa manera. Incluso los elementos del set eran únicos. Las decoraciones normalmente brillantes y chillonas de la WCW fueron cambiadas por unas oscuras e industriales a las que no se les escapaba ningún color. La entrada era negra, el mandil del ring era negro, las cuerdas eran negras y los esquineros del ring también, y aparte de algunos logos blancos del nWo chapoteados en toda la arena, todo era negro.

Hay que sumar a lo anterior, que los tradicionales trucos de cámara del grupo estaban a toda máquina, con estática ennegreciendo la imagen en intervalos al azar, raros ángulos de cámara que hacían preguntarse a los televidentes que observaban esto por primera vez si estaban viendo wrestling o un capítulo viejo de la serie de los 60s de Batman. Era absolutamente raro, y completamente diferente de cualquier cosa que el mundo del wrestling había visto hasta el momento. Esto no era definitivamente un ppv ordinario de wrestling. Era algo nuevo, algo diferente. Era un New World Order ppv.

Si alguien necesitaba evidencia de que el nWo estaba empezando a desmejorarse severamente, podrá simplemente mirar este ppv. Hogan, Nash y Hall, el tridente original del grupo, empezó a estar acompañado de Waltman, DiBiase y Bischoff. Y completando el catálogo estaban Buff Bagwell, Scott Norton, Masahiro Chono, Mike “Virgil/Vicent” Jones, Ray Traylor, Elizabeth, un falso Sting y otros veinte arbustos más, que se empujaban entre ellos en un intento vano por aparecer un poco más en algún lugar en la pantalla del televisor. Esto fue una especie de augurio de lo que veríamos más adelante en el año

Además de las luchas, tuvimos el concurso de la señorita nWo, en el que unas mujeres de mediana edad montadas en eclécticas motocicletas Harley-Davidson proclamaron su amor al New World Order. No era gracioso ni erótico, sino parecía más bien como si sus mamás estuviesen en un certamen con sus amigas y todas ellas empezaran a decir que querían toquetear a Kevin Nash. No suena como algo bonito, ¿cierto? Los fanáticos en la arena no se divertían y empezaron a gritar “aburrido”, cuando Bischoff empezó a tantear con las féminas.

Y en el entremedio de esas sesiones, Bischoff, en el centro del escenario, en un pódium cerca a la rampa de entrada, empezó a proclamar el mensaje del New World Order al público: WCW apestaba. Se trataba de un grito de guerra familiar que era repetido una y otra vez, al punto de que incluso los que no veían el show no se lo perdían. E incluso ignorando la perorata de Bischoff, la presentación de la WCW en el evento ciertamente le daba la razón. Los luchadores de la WCW que no estaban en el show, fueron mostrados sentados entre el público como fanáticos normales, como una banda de marginados que no debían desligarse de la malvada coalición de Bischoff. Incluso aquel puñado de luchadores de la WCW que participaron en el certamen, parecían unos perdedores: no les pusieron música, nada de pirotecnia, y eran presentados por una voz monótona que los nombraba de forma burlona. El nWo mientras tanto, tenía muy buenas entradas con música y truenos, y con el anunciante declarando la superioridad de éstos. En este punto de la historia, las cosas estaban claras: los chicos de la WCW eran patéticos, y no podrían con el New World Order.

A pesar de que el ángulo le dio a la promoción un nuevo aire, el hecho de que el New World Order continuara siendo tan cool y tan chic como se supone que eran, hacía suponer que eran los chicos malos de esta historia. Toda esta burla a la WCW parecía minar el interés del público, que se sentaba calladito durante la mayor parte del show, sin estar molesto o particularmente emocionado con el desenlace de las luchas, es decir, el New World Order ganando casi todo generalmente con la ayuda del arbitro maligno Nick Patrick. Los pocos ganadores de la WCW, pudieron hacerlo en peleas en las que el réferi no tenía nada que ver, como la lucha de escalera en la que Eddy Guerrero (llamado “Frijolito Mexicano Saltarín” por uno de los locutores, en un comentario que seguramente no habrá ofendido a nadie) pudo hacerse con el cinturón del U.S. Heavyweight Championship que se encontraba suspendido sobre el ring. El abominable evento principal vio otra debacle provocada por la nWo: Hulk Hogan cubrió al Gigante (que se había unido y luego abandonado el grupo en un lapso de más o menos seis meses) luego de haber sido golpeado por casi que todos los miembros del grupo.
¿Fue el experimento de Souled Out un éxito? En una palabra, no. El buy rate fue sólo de 0.47, el más bajito desde que se empezó con el ángulo del New World Order. El show tuvo lugar en Cedar Rapids, Iowa, con un público de más o menos 5.000 personas, que llenaron el lugar porque éste era pequeño, y sólo dejaron $70.000. Una decepción. En resumen, menos de la mitad de todo lo que el pasado Starrcade había generado.

La compañía decidió entonces volver a la exitosa fórmula de Starrcade para el siguiente show Superbrawl 7, pero esta vez enfrentando a Hogan contra Piper en lo que era una clara lucha por el título mundial. Para promocionar el evento, Piper fue filmado en una serie extraña de viñetas en las que se encerraba en Alcatraz y si miramos en qué concluyó el evento principal, los fanáticos probablemente hubiesen deseado que éste nunca hubiese salido de su solitario confinamiento.

Para ser justos, sin embargo, la compañía había vuelto al modelo que había hecho de Nitro un show de obligatoria observación: grandes luchas de mid-carders antes del evento principal que vendía entradas (el cual era normalmente malo). Encuentros entre los que se encontraban tipos como Dean Malenko, Eddy Guerrero, Waltman y Chris Jericho abriendo el show, emocionando a los fans. Unos undercards que estaban mejores que nunca, debido al hecho de que Bischoff no escatimaba en invertir en talento. A través de incursiones en la WWF, ECW o en Japón, Bischoff trajo un conjunto grandioso de buenos luchadores de todos lados del globo. De 1996 a 1997, personajes nuevos como Jericho, Juventud Guerrera, Rey Mysterio Jr y muchísimos más subieron al ring.

La WCW necesitaba talento joven y fresco, puesto que poco a poco, todo el mundo empezaba a notar (salvo aquellos que estaban a cargo) que tipos como Hogan o Piper no se desenvolvían en el ring como antes. A pesar de sus intentos, esos dos nos dejaron otro horrible evento principal en el que otra vez Piper parecía ganar el título, pero fue derrotado luego de que Randy Savage traicionara a la WCW y pusiera el pie de Hogan sobre la cuerda, haciendo que el título no cambiara. Y mientras esto pasaba, Sting veía todo silenciosamente desde la rampa de entrada, antes de dar la vuelta e irse del lugar. El fuego lento seguía cocinando.

A pesar del hórrido evento principal, el show pudo salir un poco de las profundidades en que las que lo había dejado Souled Out, marcando un 0.75 de buy rate y dejando más o menos $200.000 en la puerta y 13.324 asistentes. Esto indicaba que se retomaba a la dirección correcta.

Inmediatamente, la WCW tomó dinero y lo gastó anunciando que habían contratado una gran estrella para Uncensored: Dennis Rodman. Poco importaba si Rodman pudiese en verdad luchar en el show, puesto que el ppv tendría lugar en mitad de la temporada de la NBA. En realidad, Bischoff sabía que con los medios cubriendo al niño malo del baloncesto, la WCW tendría exposición contratándolo. También se rumoraba que Vince McMahon estaba buscando hacer lo mismo, así que no fue sorpresa el nuevo intento de Bischoff por metérsela a Vince y a la WWF. Mcmahon ofreció al “Worm” 1 millón por dos apariciones, y Bischoff pujó más alto con 2 millones por 3 apariciones.

Uncensored recogió la fórmula de siempre con chicos jóvenes como Ultimo Dragon dejándose la piel en buenas peleas con luchadores mexicanos como Psicosis. Y por una vez, el evento principal era en realidad muy bueno, debido al hecho que éste concentraba a 9 tipos en el ring, en un three-way que obviamente ganó el nWo cuando Rodman y Savage intervinieron. En la trama, esto le daba el derecho a Hogan de solicitar una lucha por cualquier título que ellos quisieran. Sin embargo, mientras el grupo celebraba, Sting bajó del techo con su bate de beisbol en mano y acabó con Nash, Hall y Savage. El público se volvió loco cuando Sting lentamente alzó su bate y apuntó hacia su próximo objetivo: Hogan. Finalmente, Hogan subió al ring y Sting acabó con él. Era incuestionablemente que esta era la respuesta más grande que había tenido una estrella de la WCW desde el nacimiento del nWo, y parecía imposible que Bischoff pudiese aguantar nueve meses sin poner esta lucha en algún ppv.

No obstante, el buy rate mostraba que Bischoff estaba en el camino correcto, puesto que éste logró llegar a 0.9 (el cual fue celebrado por haber derrotado al del Wrestlemania de ese año que había marcado un 0.77). Era notorio que Bischoff debía abstenerse de poner en el siguiente ppv, Spring Stampede, a Sting o Hogan. En lugar de ello, el evento principal fue una confrontación entre Savage y Diamond Dallas Page.

El ppv fue en gran medida olvidable y casi que imposible de ver, dejando un bajo 0.58 de buy rate. Sin embargo, incluso con aquel flojo cartel, a la compañía le seguía yendo bien, puesto que vendieron todas las entradas por adelantado, y 8.356 fanáticos pagaron $107.115 por el evento. En efecto, vender por adelantado las boletas se transformó en una moda (que irónicamente, terminaría por hacerle daño a la compañía en el largo plazo).

Es de resaltar el mérito de Bischoff en no entrar en pánico y mandar el enfrentamiento entre Hogan y Sting en el siguiente show. En lugar de ello, continuó con Nitros en los que Sting silenciosa y metódicamente acechaba a Hogan y al New World Order desde las vigas del techo; y en un negocio que es conocido por sacar los grandes momentos lo más rápido posible, es increíble que Bischoff mantuviera su plan, sobre todo si observamos que el siguiente show, Slamboree, hizo un buy rate similar de 0.60, al igual que Great American Bash.

Bischoff no cambiaría su plan, aunque este tipo de paciencia no se vería en años posteriores (y esto eventualmente le costaría caro a la compañía).

En este punto del relato, el negocio empezaba a ir para arriba. Las entradas de Nitro del 9 de junio, en el Fleet Center en Boston, hicieron un récord de ventas en su primer día con 10.000 boletas vendidas correspondientes a $170.000. El negocio de los House Show también estaba en su cima. A mediados de 1997 triplicaban lo que se hacían en 1995 y no parecía que importase lo que cualquiera hiciera, todo lo que tocaba la compañía lo transformaba en oro.

Una de las razones principales por las que el negocio de las house show era tan bueno en aquellos días, se debió al extraordinario trabajo de Zane Bresloff, quien no sólo promocionó los eventos de la WWC, sino también había sido el hombre detrás de la promoción de Wrestlemania III, en el que la WWF reportó haber llevado al Pontiac Silverdome 93.000 fanáticos. Años después, Bresloff admitiría que en realidad habían sido 78.000

El siguiente show en el que participaría Hogan sería Bash at the Beach, que se había transformado en una suerte de evento de gala de la WCW. Hogan no sólo había hecho su debut en Bash at the Beach en 1994, sino también había hecho su legendario cambio a heel en el mismo show de 1996. La versión de 1997 iba a darnos a los fans algo memorable, con Dennis Rodman no sólo presentando el evento, sino también luchando en él. Y puesto que la temporada de baloncesto había terminado, el Gusano también tenía luz verde para entrar en el ring y hacer equipo con Hogan para ganarle a los pilares de la WCW Lex Luger y el Gigante.

No se puede culpar a la WCW por haberse centrado en promocionar, por sobre todo, la lucha de Rodman, puesto que éste era el hombre del momento en 1997. Había ganado el segundo de tres títulos mundiales en la NBA con Michael Jordan y los Chicago Bulls, y estaba a punto de lanzar su autobiografía best-seller, Bad as I Wanna Be, por no mencionar que era un imán para los medios por su comportamiento estrambótico dentro y fuera de la cancha. En pocas palabras, Dennis era un ídolo.
Un ídolo que —por su habilidad atlética— también pudo luchar decentemente en su primera pelea oficial, al punto que algunos llegaron a declararlo como el mejor luchador de la noche (lo cual no es gran cosa, si tenemos en cuenta que se trataba de una lucha de parejas en la que participaban Hogan, el Gigante y Lex Luger). Hogan hizo la mayor parte del trabajo en el ring, si ustedes pueden llamar “trabajo” a dar vueltas alrededor durante los primeros cinco minutos del encuentro. Más o menos al minuto 7, Hogan da el cambio, y el público contuvo la respiración esperando ver que aportaría el Gusano. Rodman se pavoneó alrededor del ring con sus gafas de sol, y eventualmente agarró a Luger. Luego ocurrió: ¡le aplicó una llave de brazo[1] a Luger! Sí, él fue capaz de aplicar una de las maniobras más básicas del wrestling profesional. Los comentaristas entraron en un ataque de histeria, como si hubiésemos descubierto al sucesor de Frank A. Gotch en persona. Rodman empezó a posar para el público, se quitó sus gafas de sol, las limpió, y luego volvió a la acción. Afortunadamente para la WCW, Luger pudo de alguna manera recuperar el aliento, para no sólo aplicarle dos llaves de brazo a Rodman, sino también a Hogan. El equipo de comentaristas pro-WCW empezó a celebrar gritando “Bienvenido a la WCW, donde los chicos grandes juegan”.

Sin embargo, Hogan y Rodman no estaban todavía derrotados. Rodman se agarró una vez más con Luger y lo envió contra las cuerdas. Cuando Luger regresó contra Rodman, le aplicó una leapfrog y lo mandó contra la lona. Piensen por un momento, se trataba del mismo tipo de maniobras que se han ejecutado desde hace más de veinte años, pero esta vez, con los comentaristas gritando al borde de un ataque al corazón “¡No estamos viendo a un principiante!¡Fue entrenado por el mejor!”. Tony Schiavone incluso afirmó que Rodman estaba mostrando (y lo cito) “destellos de genialidad”. A pesar de toda aquella “genialidad” representada en movimientos extraordinarios como leapfrogs y llaves de brazo, la nWo fue derrotada cuando Luger hizo rendir a Hogan.

En cualquier caso, a pesar de que la lucha de Rodman fue un fiasco total desde el punto de vista técnico, el show hizo números decentes: 0.78 con $150.870 en la taquilla. No eran los números que esperaba la WCW, pero se creó definitivamente un momentum. Los ratings de Nitro siguieron subiendo mientras Luger iba detrás del título de Hogan. La noche antes de Bash at the Beach, Nitro había marcado un rating de 3.5. Tres semanas de promoción después, el especial de tres horas de Nitro (por ser el programa número 100) marcó un gran 4.34, y la pelea por el título en la que Luger destronó a Hogan marcó un extraordinario (por lo menos para ese momento) 5.2 de rating. Obviamente, el éxito del show llevó a Bischoff a traer más programas de 3 horas en el futuro.

La victoria de Luger planteó el escenario para el siguiente pay per view. El Road Wild de agosto (que cambió de nombre luego de una demanda presentada por Harley Davidson, con la que obligó a la WCW a quitar del título la palabra “Hog”), el saco roto de dinero desde Sturgis. No sólo el evento no produjo ni un solo centavo en la taquilla de nuevo, sino lo que fue aún más decepcionante, produjo un 0.65 de rating. Esto estuvo muy por debajo de las expectativas, sobre todo luego de los grandes números que había dejado la rivalidad entre Luger y Hogan en los ratings de los lunes por la noche.
Pero un daño más grande para la compañía pasó por debajo del radar: cuando había un push para una pelea importante, el New World Order nunca perdía. En Road Wild, esto fue evidente en la lucha entre los Steiners y los Outsiders (Hall y Nash) por los Campeonatos Mundiales en Pareja. Los Steiners habían estado durante muchos años en la WCW, e incluso, a pesar de haber pasado por la WWF, fueron considerados como el verdadero “equipo de casa”. Los dos habían sido todo el tiempo babyfaces durante el tiempo que duraron como babyfaces, y fueron, junto con Sting, vistos como los salvadores de la compañía. El número de luchadores que los fans veían como iguales al nWo era pequeño, y sólo Luger, Sting y los Steiners (y hasta de pronto el Gigante) eran legítimamente vistos como rivales para enfrentar a Hogan y sus compinches. Para que esta creencia fuera perpetuada, sin embargo, estos tipos debían vencer a sus adversarios.

En el caso de Luger, se veía con su victoria reciente. A los Steiners, sin embargo, no les dieron esa oportunidad. A pesar del hecho de haber estado detrás de Hall y Nash durante casi un año, los dejaron sin cinturones, de nuevo, en Road Wild. Tengan en mente que no era sólo que tuvieran una simple rivalidad con Hall y Nash, sino que ese par de chicos malos filmaron un video en el que hacían salir de la carretera el auto de los Steiner. Rick y Scott no presentaron ningún cargo, porque en estrafalario mundo del wrestling, la única forma de tener una venganza por una tentativa de homicidio es haciéndose con los cinturones de tus rivales.

Se suponía entonces que los Steiners debían ganar esos cinturones, pero eso nunca pasó. Hall y Nash fueron donde Bischoff en los camerinos del ppv, y le dijeron que, si los títulos cambiaban de forma frecuente, éstos perderían fuerza. Entonces, ellos argumentaron, deberían retener frente a los Steiners, a lo que Bischoff asintió. La ironía de todo esto es que Luger, que había ganado el Campeonato Mundial de la WCW seis días antes en Nitro, no retuvo y perdió el título con el compadre de Hall y Nash, Hogan. La siguiente noche en Nitro, no se mencionó prácticamente el nombre de Luger, lo cual empezó a molestar a algunos de los chicos en el vestuario.

No eran sólo Luger y los Steiners, sino otros, como por ejemplo los Four Hoursemen liderados por Flair (el hombre al que muchos fanáticos consideraban como el epítome de WCW). La persona que hacían ver mal cada vez que podían. A pesar de haber sido utilizado como chivo expiatorio de Hogan desde su llegada a WCW en 1994, Flair seguía ganándose el respeto de muchos fans leales a la WCW, especialmente en las Carolinas, que fueron un semillero para la compañía. A Hogan y Nash les daba completamente igual Flair, o la reacción que provocaba en el público, ya que cada semana en Nitro lo atacaban diciendo que estaba muy viejo, cuando no lo dejaban echo polvo. Para hacer corta la historia, puesto que Hogan, Nash y Hall tenían básicamente todo el poder sobre sus personajes (Hogan tenía todo el control creativo según su contrato), ellos hacían ver a Flair como un idiota, una y otra vez, en frente de los fanáticos de su ciudad.

Y nunca Flair o sus Horsemen se vieron más idiotas que durante el Nitro que tuvo lugar el 1 de septiembre de 1997. Una semana antes, el Nitro de Columbia (Carolina del Sur) había destruido el registro de ratings anteriores (gracias en parte a que Raw tuvo que ser presentado antes de lo normal a causa del U.S. Open), haciéndose un 4.97 en un show que estuvo construido alrededor del anuncio de retiro de la leyenda Arn Anderson, debido a una complicada cirugía de cuello. El plan para la semana siguiente era francamente sencillo. El show sería un tributo a Arn, pero a mitad de camino, el nWo haría una parodia en la que se burlarían del grandioso discurso de Arn de la semana anterior. Todos los fanáticos estarían iracundos. Luego, al final de la escena, los Horseman entrarían a limpiar la casa con Anderson sonriente en la rampa.

Pero esto nunca ocurrió. En su lugar, la nWo hizo la parodia y no hubo retaliación, puesto que Nash se encargó de que esto no pasara. Flair, indignado, se negó a dar entrevistas más adelante, diciendo que eso había matado a los Horsemen, sobre todo porque ellos no habían atacado al nWo antes. Arn también estaba muy molesto (dejando rápidamente la compañía), no tanto por el contenido de la parodia, sino porque su familia estaba mirando ese show y quedó devastada con la escena (ya que en ella se habla del supuesto alcoholismo del luchador, y su reacción fue aún peor, puesto que su mamá había muerto por eso cuando él era más joven).

Esa parodia montó lo que sería Fall Brawl, un ppv que tuvo lugar en el corazón de la tierra de Flair: Winston-Salem, Carolina del Norte. Ante un público de casi 12.000 fanáticos iracundos de los Horsemen, se bookeó que Flair perdería una vez más, ya que el nuevo miembro Curt Hennig (que había sido propuesto por Arn como su reemplazo en los Horsemen semanas antes) traicionaría al grupo y le daría una nueva victoria al New World Order. En este punto, ya se veía que nadie podría competir contra el nWo.

A Bischoff le daban igual las quejas de tipos como Flair, puesto que el negocio iba viento en popa. Nitro, que al principio del año tenía notas por encima de 3, empezó a hacer, de un momento a otro, cuatros. El 8 de septiembre el show fue un gran éxito, teniendo en cuenta que se hizo un 4.27 contra el 2.15 de Raw (el más grande margen que se había dado en la historia hasta ese momento). Los shows vendían todas las entradas (el fin de semana del 4 de septiembre, fue el primero en la historia en que la compañía se metió al bolsillo aproximadamente $1 millón de dólares solamente en ingresos de House Show), y los buy rates de los PPV seguían subiendo. Halloween Havoc en particular, fue un éxito masivo.

A pesar del hecho de que el show tuvo en el evento principal otro horrible Piper vs Hogan (el tercero en los últimos nueve meses), marcó un gigantesco 1.1 de buy rate, con 12.457 fans y $297.508 en la taquilla. En el lado positivo, tuvimos una lucha de título vs mascara entre Rey Mysterio Jr y Eddy Guerrero (la cual ganó Rey, a pesar de que se había programado que perdiese hasta algunos minutos antes de que tuviera lugar el enfrentamiento). Fue la mejor pelea de WCW de los últimos cinco años. Tan bueno como fue el negocio de ese show, fue el siguiente ppv, World War III, que fue más allá, dejándonos las cifras de 17.128 fans y $407.831 en la taquilla.

¿A quién demonios le importaba un luchador quejándose cuando la WCW hacía tanta plata?
Y no sólo era dinero, sino que Bischoff estaba a punto de tropezarse con otro éxito que le daría vida a la WCW durante los años venideros: Bill Goldberg. El antiguo Atlanta Falcon convertido en el pupilo de Power Plant, debutó el 22 de agosto en Nitro, en una victoria conseguida en 2:24 sobre Hugh Morris. Posteriormente, sólo necesito de alzar un solo dedo como para decir “este es el primero”. Aunque en realidad, no mencionó ni una palabra durante prácticamente su primer año. El caso es que en el momento en que este show se acabó, probablemente la mayoría olvidó aquella pelea, lo cual es irónico, teniendo en cuenta que Goldberg se transformaría en una de las estrellas más recordadas.

WCW lo tenía todo, y estaba a punto de ser aún mejor: Bischoff contrataría pronto al más deseado agente libre en la historia del wrestling. Y cuando lo hizo, nadie dudaba de que era el último clavo en el ataúd de Vince McMahon y la WWF.

Y la cuestión es que a pesar de que Bischoff había acumulado la mejor variedad de talento que el wrestling jamás había visto, había un solo tipo que se le había escapado durante años y años sin poderlo conseguir: Bret Hart. Bischoff había querido traerlo durante el verano de 1996, sabiendo que si además Hall y Nash, también traía a Hart, parecería verdaderamente que todas las grandes estrellas de la WWF se estaban cambiando para la WCW. Infortunadamente para Eric, McMahon pudo convencer a Bret de seguir con el contrato de veinte años del que ya se habló.

Había un montón de preguntas sobre ese contrato, como, por ejemplo, ¿cómo haría Mcmahon para pagarlo? Bischoff sabía (más allá de cualquier duda) que la WWF estaba en dificultades financieras: la compañía había perdido 6 millones en 1996, y no se veía una fórmula para mejorar en 1997: ¿dandole push a náufragos de la WCW como Steve Austin o Mick Foley que habían sido expulsados sin contemplaciones por Bischoff? Éste pensaba que la WWF no aguantaría otro round más.

Y si quería más hechos para probar su teoría, la fábrica de rumores estaba, una vez más, haciendo ruido sobre los problemas que había entre McMahon y su campeón de la WWF Hart. Esos rumores fueron confirmados cuando Hart, con la bendición de McMahon, contactó a Bischoff para ver si había la posibilidad de que volviese a ofrecerle el contrato que había rechazado un año antes. Bischoff vibró de regocijo cuando Bret le contó su historia: Mcmahon le dijo que no podía permitirse pagar las cantidades prometidas a Hart, ya que la compañía estaba en “peligro financiero”. Esto en la mente de Eric se tradujo como “Bret Hart es de nuevo agente libre y la WWF está muerta”.

Fue un momento glorioso para Bischoff: firmando a Hart, no sólo tenía a uno de los mejores luchadores de todos los tiempos, sino también se llevaría a uno de los mejores de la WWF. Tal y como lo había hecho con Nash y Hall, dejaría a los fanáticos con la boca abierta trayendo a Bret a Nitro. Después de todo, no era sólo una gran estrella de la WWF, sino era su CAMPEÓN MUNDIAL, por Dios. En este punto, Bischoff se dio cuenta de que a Vince le podía ir peor de lo que jamás pudo imaginar.

Una de las cláusulas del contrato a veinte años de Bret con la WWF, decía que éste tenía el control creativo de su personaje. Por tanto, como campeón, tenía el derecho de decidir con quién perdía el cinturón y cuando lo haría. Por varios meses, una verdadera rivalidad se había desarrollado entre Bret, y otro de los luchadores favoritos de McMahon, Shawn Michaels. Este último (que también tenía gran poder en vestidores) parecía deleitarse enfureciendo a cada rato a Hart. Una vez, llegó al punto de afirmar (en vivo, nada más) que Bret estaba en medio de una aventura extramatrimonial con la diva de la WWF Sunny. Esto enfureció a Hart (por no hablar de su esposa), terminando en aquella infausta pelea en bastidores entre los dos hombres, que terminó con Shawn yéndose temporalmente, después de que un buen trozo de pelo le fuera extraído de su cabellera.

Como el contrato de Bret se acercaba a su final, y el debut en la WCW parecía cercano, él y Vince empezaron a discutir diferentes escenarios en los que éste perdería el título. El siguiente PPV de la WWF era Survivor Series en Montreal, y Vince le sugirió que debería desprenderse del cinturón con (ya saben quién) Shawn Michaels, quien ya le había ganado un año antes en un Iron Match de una hora en Wrestlemania, y con quien las lesiones (reales y verdaderas), las peleas y otro tipo de problemas hicieron que la revancha no hubiera tenido lugar hasta el momento. Al comienzo, Bret, ejerciendo su control creativo, se negó, argumentando que “se volaría los sesos” antes que perder con Shawn. Una de sus quejas principales, es que Shawn le había dicho a él y a McMahon que no volvería a hacerle un job a ninguno de la promoción, incluido Bret.

Si esa iba a ser la actitud de Shawn, Bret concluyó que iba a “regresarle el favor” no perdiendo con él. El miércoles antes de Survivor Series, Vince citó a Shawn una vez más para preguntarle si estaba dispuesto a perder. Shawn fue a hablar con su buen compadre Hunter Hearst Helmsley (Triple H), quien, consternado, le dijo que sería un idiota si se permitía perder con un tipo que siempre había estado en su camino en la competición. Así que Shawn llamó a Vince y le dijo que no perdería la pelea. Tan pronto como Bret se enteró de eso, respondió que si Shawn no iba a perder con él en Montreal, él no lo haría en ningún lugar del mundo con Shawn y bajo ninguna circunstancia.  

Un par de días después, Bret cambió de opinión. Ese viernes, su abogado le envió a la WWF una carta que decía que Bret estaba dispuesto a perder el cinturón con cualquiera de la compañía, siempre y cuando no pasase en Canada. Y como su contrato con la WCW no empezaría sino hasta el 1 de diciembre, había muchos lugares en los que podría perder su título, incluidos los house show de la siguiente semana en Youngstown (Ohio) el 13 de noviembre, Pittsburgh el 14 de noviembre o incluso el Madison Square Garden el 15 de noviembre. Incluso dijo que, si Vince lo deseaba, estaba dispuesto a perderlo en una lucha de 4, el 7 de diciembre, en el show que tendría lugar en Springfield (Massachussets).

Vince mencionó que el trato de la WCW con Bret iniciaría el 1 de diciembre, a lo que éste respondió que no sería un problema, puesto que convencería a Eric de prolongar su debut en la WCW hasta el 8 de diciembre. Escuchando esto, Vince le dijo que todo estaba bien, y que Bret podría ganar vía DQ (para no hacer ver mal a Shawn) en Montreal, y luego perdería el título en una lucha de cuatro personas en diciembre. Pero Vince cambió de parecer, otra vez, diciendo que Bret se iba y por tanto debía perder el título antes de la noche del Nitro que le seguía a Survivor Series.  Después de todo, razonó Vince, incluso si Bret no aparecía en el Nitro del 1 de diciembre (y sin hablar de las cuestiones legales), si Bischoff aparecía en televisión mencionando que se llevó su campeón, la WWF estaría muerta.

Bret dijo que llamó a Bischoff para que se abstuviera de hacer el anuncio, aunque infortunadamente, éste había salido a cazar a Wyoming, por lo que no pudo comunicarse con él. Vince le sugirió que perdiera el titulo en el house show de Detroit la noche antes de Montreal a lo que Bret se negó de nuevo, diciendo que la pelea entre él y Michaels era muy importante para que ésta fuera trivializada, y si querían hacer las cosas bien, él tenía que llegar como campeón. Por tanto, sólo si Vince quería que él perdiese la semana siguiente en el house show todo estaría bien.

El domingo se acercaba rápidamente, y nadie era capaz de decidir sobre un asunto que tenía a Bret al límite. Vince arguyó que era injusto que se negara a perder. Bret dijo que era justo, en la medida que Vince había puesto la cláusula de control creativo en su contrato. Finalmente, unas horas antes del ppv se reunieron en vestidores. Vince le preguntó sobre qué quería hacer, a lo que Bret le respondió que él quería irse con la cabeza en alto, dejando libre el título al día siguiente en Raw sin enterrar la compañía (i.e. haciendo ver a Vince o la WWF mal), diciéndole a los fans que se iba. Vince asintió, y el plan era que Shawn perdiera vía DQ cuando Degeneration X (el grupo de Shawn) y la Hart Foundation (el grupo de Bret) intervinieran.

Durante la lucha, Shawn puso a Bret en el finisher de éste, el sharpshooter. A Bret se le había dicho que lo debería revertir, dando lugar a un nuevo conteo. Sin embargo, esto nunca pasó. En su lugar, el arbitro Earl Hebner (un amigo de toda la vida de Hart, que le había jurado por la vida de sus hijos, que no le contaría rápido) mandó a tocar la campana. El cronometrador, que no sabía lo que estaba pasando, estuvo inicialmente confundido por lo acontecimientos. Afortunadamente, McMahon bajó al ring para aconsejarle amigablemente: ¡TOCA LA PUTA CAMPANA! Y entonces Shawn ganó el campeonato y a Bret, como lo diría innumerables veces después, lo “jodieron”[2].

Esta se convirtió en la más famosa traición de la historia del wrestling. Bret había estado con su antiguo empleador durante 14 años, perdiéndose sólo dos shows, intentando siempre hacer todo por ayudar a la WWF. Cruelmente, ellos le dieron la espalda. Ese fue un momento que quedó grabado en la mente de todos los que lo vimos. Un recuerdo fortalecido por las imágenes repetidas una y otra vez en la televisión de la WWF, en un esfuerzo por hacer creer a los fanáticos que Vince había hecho lo correcto.

Esto debería haber ayudado a la WCW y herido la WWF, puesto que habían jodido descaradamente a una estrella muy popular. Pero el negocio del wrestling es un mundo muy peculiar y único, puesto que convirtió a McMahon (quien sólo quería que la historia se acabara lo más rápido posible, sin ganas de jugar un papel en ella) en el más grande heel de la WWF. Esto creó una contienda entre hombres contra sus jefes, Vince contra el más grande babyface de la compañía: Steve Austin. Esta rivalidad sería un trampolín para la compañía, que pegaría un gran salto que llevaría a Vince a convertirse en un billonario certificado.

¿Y qué pasó con Bret Hart? Llegando a WCW con un momentum como ese, parecía imposible que la compañía pudiese joder las cosas. No había dudas de que algo muy grande había sido planeado para Bret en el siguiente ppv blockbuster, Starrcade.

Sin embargo, antes de ese evento, Bischoff tenía algo sobre lo qué ocuparse. Él había decidido intentar hacer otro show basado enteramente en el nWo. Aparentemente, no aprendió nada del fiasco de Souled Out en enero, puesto que ahora estaba a punto de darles Nitro a Hogan y su contingente heel. El plan que estaba sobre la mesa para principios de 1998 era crear un programa de dos horas los martes, que sería transmitido por TBS. Bischoff había tenido la grandiosa idea de dividir la compañía en lo que sería un show de la WCW y otro de la nWo, haciendo que por ende, la WWF (y ténganse, porque esto lo pensaba de verdad) se convirtiera en la promoción número tres de Estados Unidos.

Así, nWo Nitro tuvo su ensayo, con resultados que fueron o increíblemente desastrosos o increíblemente predecibles, según lo que ustedes consideren. El show iniciaba con la llegada del escuadrón del nWo solicitando inmediatamente de que el equipo de producción echara abajo cualquier logo de la WCW. Cada letrero, banner, incluso el grande de metal con las letras “WCW” fue dejado de lado, para poner en su lugar, unos banners del nWo especialmente diseñados. Y para mostrar de que no se trataba de algo de un solo día, un elegante video abrió el show. Todos los presentes, estaban involucrados con el nWo, desde luchadores hasta comentaristas.

Y a pesar de que el grupo entero se mostró alegre y no paró de repetir lo maravilloso que se sentía, la noche estuvo verdaderamente dedicada a, como no, Hulk Hogan. La mayor parte del nWo Nitro fue menos un show y más una celebración de la vida y los momentos de Terry Bolea, completado con un segmento de veinte minutos en el que Bischoff le daba regalos a Hogan como banners gigantes y motocicletas con su imagen. Incluso se puso en una rodilla para darle un anillo (con la forma del Título Mundial de la WCW) en su dedo. Para todo el mundo, parecía que él iba a proponerle matrimonio al Hulkster o golpearlo en medio del ring. O de pronto los dos.

A pesar de estos bonitos gestos por parte de Bischoff y Hogan, los que estaban en casa no pudieron compartir aquel amor. Con Starrcade (y con la que estaba llamada a ser la lucha mejor promocionada de la historia de la compañía) a un par de días, todos imaginaban que este Nitro generaría ratings increíbles, casi que los mejores de la compañía. Y no sólo eso no pasó, sino que el show cayó a, prácticamente, un punto por debajo de su promedio, por lo que el plan original de poner al aire un nWo Nitro cada semana quedó completamente abandonado. Los decorados bien elaborados, las camisetas, la producción de video, todo ello, se convirtió en un colosal desperdicio de dinero.

Aunque para Bischoff, se trataba sólo de un experimento fallido. Claro, sólo se había gastado un par de billetes en los decorados, y los ratings se hundieron sólo un poquito. ¿Pero no valía la pena el riesgo?, ¿Qué tal si hubiese funcionado? Y en realidad, ¿qué importa? El show más grande del año, Starrcade, estaba por llegar, y se trataba de un evento por el que todo fanático del wrestling en el país haría fila para verlo. No sólo iba a tener lugar el Sting vs Hogan, sino que Bret Hart haría su primera aparición en un ppv de la WCW como arbitro especial de la grandiosa lucha entre Eric Bischoff y Larry Zbyszko.

¿Qué?

En un movimiento desconcertante para, bueno, todo el mundo (incluido Bret Hart), el producto más deseado de todo el wrestling profesional no iba a luchar como competidor, sino iba a aparecer como réferi. El encuentro entre Zbyszko y Bischoff iba a determinar el destino de Nitro: si ganaba Larry, Nitro seguiría bajo el control de la WCW. Si ganaba Bischoff, él sería premiado con un nWo Nitro cada semana. La gran pregunta era si Bret estaría del lado de la nWo o de la WCW. Dicho de otra manera, Bret Hart, el tipo que había sido el campeón de la WWF hasta hace menos de dos meses, el tipo por el que la compañía pagaría 3 millones de dólares al año, el tipo que había competido en las luchas más impresionantes y significativas de la década no iba a ser más que un instrumento en la batalla interminable entre la WCW contra el nWo. Y este, fue el comienzo de lo que sería la larga y confusa permanencia de Hart en su nuevo hogar.

Muchas de las dificultades de Hart tenían que ver con políticos de carrera como Hogan y Nash, quienes manejaban a Bischoff como marioneta, haciéndolo que mantuviera sus intereses por encima del resto del reparto. Cuando Bischoff no cedía a sus caprichos, ellos simplemente los cogían y se iban a casa. Este fue el caso de Starrcade, en el que se había programado que Nash perdería con el Gigante. No obstante, aquella tarde, Nash sufrió indigestión y llamó a la oficina diciendo que creía que estaba sufriendo un preinfarto. Nadie en vestidores le creyó, ya que Nash había repetido una y otra vez, durante meses, que no perdería con el Gigante, lo que se convirtió en una broma permanente. Los fanáticos vieron en su lugar a Scott Hall insultando al Gigante, antes de llevarse un chokeslam durante una entrevista. Sí, no sólo Nash no hacía el job, sino que el remplazo obvio de esta pelea, Hall vs el Gigante, tampoco tendría lugar.

Sorprendentemente (o no, si tenemos en cuenta quienes eran los tipos que estaban entre vestidores), casi ninguno de los miembros del nWo perdió su lucha en Starrcade. Incluso perdedores de carrera como Mike “Vincent/Virgil/lo que sea” Jones le ganaron a grandes estrellas de la WCW como los Steiners. Lex Luger, campeón de la WCW 4 meses antes, fracasó en su regreso, luego de un conteo de tres con Buff Bagwell. Todo era muy raro, teniendo en cuenta que se había vendido como el último show de venganza de la WCW, un show en el que el New World Order por fin mordería el polvo ante los chicos buenos.

Y en realidad, una de las pocas luchas que perdió el nWo fue el otro evento principal de la noche entre Bischoff y Zbyszko. Sí, en el ppv más grande de la historia de la compañía, Bischoff bookeó su pelea como uno de los eventos principales. Para mostrar que era uno más, Bischoff perdió luego de que Hart decidiera ponerse del lado de la WCW y por tanto, salvando al mundo de volver a ver un nWo Nitro. Lo peor es que en aquella lucha, Bischoff no perdió por conteo de 3, ni tampoco por haberse rendido, sino porque Bret decidió premiar a Zbyszko debido a que…bueno, porque sí.
Se puede argumentar que toda esa ridiculez daba igual, porque en últimas, lo que los fanáticos querían ver era la lucha que se estaba construyendo desde hace casi un año: Sting vs Hogan. Claro, todos esos fans debieron estar aburridos por lo que habían visto en el show, y posiblemente habían perdido un poco de fe en la WCW. Pero eso ya no importaba, porque finalmente, el trasero de Hulk Hogan sería pateado por Sting.

Sin embargo, eso nunca pasó.

Hogan se pavoneó al bajar por la rampa con su típica fanfarronería, tocando su guitarra de mentiras, y eventualmente, deambulando para consultar a Nick Patrick, el malvado réferi asignado para la pelea. Los dos hablaron por un momento de una forma que se aleja de las pantomimas habituales del wrestling, como si los dos se cercioraran de que tenían las cosas bien preparadas para el combate. Raro.

Después de haber descendido del techo de forma extraordinaria durante gran parte de los últimos 18 meses, esta vez Sting bajó de manera sencilla por la rama, parando un momento para mirar al público antes de continuar su camino. Luego se entró lentamente en el ring, como si fuese otra lucha de una persona cualquiera contra otra persona cualquiera.

Nick Patrick se puso entre los dos hombres y les explicó las reglas. Hogan y Sting se mandaban fuertes miradas, antes de que ocurriera lo que tenía que ocurrir: Hogan empujó a Sting. Éste respondió abofeteándolo en la cara, y así se encendió la cosa. Hogan empezó a moverse en círculos lentamente, antes de agarrarse con su contrincante. El público volvió a la vida cantando “¡Hogan apesta!”. Era obvio que todos estaban desesperados por ver a Stinger noquear a este desgraciado arrogante de una vez por todas.

Y el público siguió esperando a que esto ocurriera. Y esperó y esperó.

Y nunca pasó, porque en realidad, Hogan empezó a dominar la pelea con un Sting aplicando uno que otro movimiento por aquí. Un headlock sirvió para traer de vuelta a la vida al público. Hogan mandó a Sting fuera del ring y le dio con todo, mandándolo contra el barandal antes de darle con su bota. Luego lo devolvió al ring, mandó su mano a la oreja, como lo había hecho siempre durante su carrera, y cogió impulso contra las cuerdas para aplicar su movimiento final: el Legdrop of doom.

Hogan cubrió Sting. Patrick se mandó al suelo y empezó a contar.

Uno.
Dos.
Tres.

Sting no lo había logrado.

No, él no lo había logrado. El hombre que estuvo acechando a Hogan y su banda de rufianes durante un año, había fallado miserablemente en una lucha que se estuvo preparando durante un año.
Patrick levantó la mano de Hogan para señalar la victoria mientras el público quedaba paralizado en silencio.

Los comentaristas de la WCW empezaron a pedir explicaciones. Ellos decían que Patrick había contado muy rápido y que en realidad Sting no había perdido. El problema es que no había sido una cuenta rápida. Así que Bret Hart bajó rápidamente al ring directo a la mesa de comentaristas y con un silenciado micrófono dijo “Esto no va a pasar de nuevo” (en referencia al famoso final de Montreal con el que le robaron el título de la WWF). Mucha gente en el público no podía creer lo que Hart decía. Parecían furiosos y confundidos.

Y Sting, el salvador de la WCW seguía tirado en el ring. Finalmente, éste volvió a la vida, le aplicó un Stinger splash a Hogan, antes de aplicarle su movimiento final: el temido Scorpion Deathlock. El público esperó a que Hogan empezara a palmotear la lona e hiciera expreso que se rendía, aunque este momento nunca llegó. En lugar de ello, Bret Hart mandó a sonar la campana, y la historia fue que Hogan había dicho “I quit” (con el hecho de que no había micrófonos cerca). Este cambio de cinturón fue celebrado por los luchadores de la WCW por lo grande.

Y los luchadores celebraron, y los fans celebraron, al igual que Bischoff. Todo el trabajo duro, toda esa paciencia, por fin veía sus réditos.

Starrcade 97 fue, sin lugar a dudas, la mayor fuente de dinero que la WCW jamás produjo.

17.500 fans

$543.00 en taquilla.

Un increíble 1.9 de buy rate que significaron 6 millones en ganancia.

Y el principio del final.




[1] N del T: del original Arm Drag. Tengo el problema de que la mayoría de la terminología de la lucha libre la conozco en inglés, así que intento aproximarla a lo que creo que debería ser en español. Algunos los voy a dejar en inglés porque no les encuentro equivalente. No obstante, si alguien conoce un término mejor se lo agradezco.
[2] N del T : Del original “was screwed”.

3 comentarios:

  1. Hola, porfavor segui con esta historia, me parece bastante interesante y lo traducis excelente.

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  2. Ojala continúes con la traducción, gracias por compartir, salu2.

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  3. Porfavor saca un nuevo artículo

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