jueves, 16 de junio de 2016

En medio de un inicio gris

Nota: Esto lo escribí la semana pasada para un medio donde quería que me publicaran, pero que al final no se pudo dar. Para no perder el escrito lo publico aquí.



La Eurocopa ha sido tradicionalmente uno de los eventos futbolísticos más esperados del año, no en balde, muchos lo consideran como un evento futbolístico mejor que el Mundial. Sin embargo, este año el ánimo está muy por debajo de las últimas contiendas y, por lo menos en Francia, país anfitrión, el ambiente no  es tan festivo como se esperaba.

Lo anterior consecuencia de un súmmum de factores que inician desde lo futbolístico y terminan en lo social, ya que por un lado, desde su anuncio, no ha caído bien el hecho de que se aumentasen los grupos y por consiguiente vayamos a tener en primera ronda partidos con mala pinta como Albania contra Suiza o Hungría contra Islandia (a precios de 100 y 200 euros por boleta). Esto hace que muchos partidos se tornen pocos o nada interesantes en la primera ronda y el interés se guarde pasivamente a los cuartos de final.

Sin embargo aquel hecho no es tan grave como la huelga de trabajadores que se da como respuesta a un proyecto de ley de reforma laboral antipopular que quiere pasar el gobierno. Por un lado, al salir esta mañana me percaté que la basura de hace una semana sigue ahí, esperando a ser recogida, así que con ello me enteré que los señores que recogen la basura están en huelga. También lo están los señores del transporte que ejecutan un plan tortuga según el cual, de cuatro trenes programados a pasar, sólo pasan dos (o uno, dependiendo del transporte y la línea) y el resto se cancelan. A eso hay que agregar que Air France también entró en huelga, como también lo hizo el sector de los carburantes hace ya un par de semanas (parando el trabajo de refinerías. Como si aquello fuera poco, el nivel de amenaza terrorista está en un punto altísimo y se teme que alguno de esos locos peligrosos vaya a explotarse en un lugar con mucha gente, o en el metro o qué sé yo. Por ello (y aquí doy fe de primera mano) hay bastante policía por todos lados y hay bastantes controles de seguridad, aunque uno nunca sabe.

Todo lo anterior llegó a sembrar los peores vestigios respecto de la realización de la Eurocopa cuando la semana pasada, una lluvia de tres días seguidos cayó sobre Francia sin parar y generó inundaciones y millonarios daños en muchas partes. En París, las lluvias hicieron crecer al Sena de manera desorbitante y generó de manera paralela editoriales en Alemania esperando lo peor y una horda de turistas alrededor del río tomando fotos y selfies de manera descarnada esperando guardar un recuerdo en su celular para contar con hipérboles en casa.


Sin embargo, las lluvias pararon, el nivel del río bajó y la temperatura subió 15 grados en un día, llegando alcanzar al día de hoy veintisiete grados. Con el tímido sol asomándose, 90.000 personas fueron al concierto gratis de David Guetta al pie de la torre Eiffel (al que preferí no ir por la amenaza terrorista) y en el día de ayer, para el partido de inauguración, el estadio se llenó y a los bares de París no les cabía ni un tinto. Eso me hizo pensar, cuando escuché a los franceses cantar su himno de forma atronadora en toda la rue Mouffetard donde me encontraba, que a pesar de lo que digan, que el fútbol más que para tapar problemas sociales a veces sirve para pasar un rato agradable entre tanto día gris y tanto mal augurio. 

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