lunes, 5 de diciembre de 2011

Entrevista de una desocupada a otra



El diario El Tiempo, siempre ha sido una fuente de noticias y entrevistas estúpidas que sirven entre otras, para hacer sentir a sus lectores menos inútiles (o estúpidos?) de lo que posiblemente se puedan sentir. Lo anterior lo digo sin el ánimo de ofender a alguien y como lector del citado periódico.  

Además de lo anterior, cuando no tienen material para publicar, recurren a unas personas sin nada que hacer y que no tienen nada importante que decir como el personaje de la semana: Doña Amparo Canal de Turbay (http://www.eltiempo.com/gente/no-permitir-que-nadie-hable-mal-de-julio-csar-amparo-canal_10885245-4), esposa del expresidente Turbay Ayala, conocido por ser un humorista y burlarse de los derechos humanos con su estatuto de seguridad. Ella comete “charreras”, se “totea” de la ira y se quería “reventar”. Para quienes no sepan como esta noble señora llegó a tener el Turbay en su apellido, se los diré relatando rápidamente como fue la vida amorosa (conocida) del señor Turbay, quien fue conocido por andar con el síndrome del golfista: andando de hoyo en hoyo.

Este señor a los 32 años, se casó con su sobrina Nidia de 16 años en razón a que la dejo preñada, ya que, según dicen las malas lenguas abusó sexualmente de ella y para evitar la cárcel contrajo nupcias. Las otras malas lenguas dicen por el contrario que el hombre la descresto, a su cama la llevo y luego la embarazó. Como eso era penado, fue obligado a casarse con ella. Sin embargo, aunque la señora Nidia le dejo cuatro hijos y estuvo con él en su estadía en la Casa de Nariño, esta no gustaba del señor presidente y  a escondidas tuvo un mozo de nombre Balcázar Monzón con el que se casó luego de que la iglesia declarara nulo su matrimonio por aquello de la consanguinidad. Turbay que no era exactamente una perita en dulce y que tenía un número indeterminado de amantes, se fue con la que al parecer era la más bonita o la de presentar, es decir, esta señora Canal que fue entrevistada por María Isabel Rueda, periodista de la que tuve una buena opinión (luego de leer su libro “casi toda la verdad”) pero que poco a poco me ha ido defraudando.

Empieza la entrevista con Rueda preguntándole a la viuda sobre sus dotes poéticas y más exactamente de dónde sacó su musa (que la periodista llama sutilmente “vena poética”). Esta responde que salió de la vida con su esposo cuando eran embajadores en el vaticano (pensé que solo fue él, las cosas que uno se entera en estas entrevistas), pero que su primer poema lo escribió en Cúcuta (yo tampoco entendí el galimatías). El título de aquel poema (siguiendo con la desordenada cronología de esta noble ancianita) fue el de “pacto de amor” y en él, la esposa-amante de Turbay trajo a Colombia a su vaticana musa para que la inspirara con anáforas mal utilizadas, redundancias que redundan tanto que llevan a pensamientos redundantemente malos y a confesiones sobre sus insatisfechos deseos sexuales como por ejemplo en “partir[1] contigo es mi ilusión”.

Creó que para bien de esta promesa escondida de la poesía colombiana habría sido bueno que alguien la hubiese “partido” para evitar esos sonetos. Para finalizar esta primera parte, me permito llamar la atención sobre la expresión final donde doña Amparo pregunta como si expusiera una magnificente obra de arte “¿Le gustó?”.

María Isabel Rueda en la segunda parte, para no decirle de frente que sus versos son peores que las columnas de opinión que ha publicado en estas últimas semanas, simplemente le dice a la joven revelación de la literatura colombiana que “sigue estando enamorada del ex presidente”. Lo anterior es fácilmente entendible si tenemos en cuenta que uno es un idiota cuando esta enamorado. Aprendan jóvenes prospectos de periodistas, así sel e dice la verdad a su entrevistado sin ofenderlo. Sigamos con doña Amparito (como posiblemente le dicen sus amigas del country) y para ello traeremos a colación uno de los versos de doña Amparito que fácilmente compiten con los de Silva “"¿Qué es el amor sereno? Es como levitar, caminar por el aire.”

María Isabel que olvida los buenos modales al momento de entrevistar, se siente incómoda con esta poetisa y cambia de defensa a ataque preguntándole si “no le importa que se burlen de sus poemas”. La entrevistada, que no capta la piedrita lanzada por esta desesperada periodista responde contundentemente que no, así “cometa charreras”, aunque no obstante lo anterior, se contradice intentando burlarse de Daniel Samper Ospina (alias Ramoncito) diciéndole Santos (jaja tan chistonta) y rememorando que alguna vez fue capaz de ir a decirle delante de sus dos hijas que 'Más bien dedíquese a cuidar sus niñas y no escriba más'; algo totalmente incomprensible para una persona que no le afectan las críticas y cuya lectura de sus poemas dan la misma sensación que una cagada con estreñimiento. Debo aclarar que no me gustan mucho las columnas de Samper Ospina (quien se ha vuelto repetitivo), pero entre él y esta señora que cree que por llamar Santos a una persona, inmediatamente la ridiculiza y todos nos reímos… la decisión no es difícil de tomar.

En fin, sigamos con la querida doña Amparito. María Isabel hace otra pregunta relacionada con el presidente Turbay y la señora responde de manera cursi y llora (según el texto), para que luego, sin dejarnos terminar de digerir tanta melosería y de manera imprevisible, la entrevistadora sin ningún tipo de tapujos pregunte a su entrevistada ¿Qué es lo que quiere decir en esta entrevista? (se me pegaron las cacofonías y redundancias de doña Amparo). No soy periodista, pero leer una pregunta de estas me indica una cosa: o la entrevista es realmente improvisada y doña Amparo simplemente era lo único que había para el periódico del día o simplemente las declaraciones de esta señora son como Plutón: no hay vida inteligente en ellas.

Como doña Canales no capta lo que la periodista le quiere decir, responde amablemente que no va a permitir que nadie ofenda al creador del noble estatuto de seguridad y que por tanto va a defender su memoria (con lo cual, no sé si dijo un chiste de mal gusto ya que Turbay tuvo alzhéimer) y que lo defendería a capa y espada, bla, bla, bla, bla. Por alguna razón, leyendo esta parte de la entrevista, me acorde de Uribe defendiendo a sus secuaces.

Rueda aplicando aquella expresión “untado el dedo untada la mano” pregunta si el término “turbayista” se utiliza incluso hoy injustamente. Su entrevistada responde con unas declaraciones que aunque en principio parecen tontas y fútiles, tienen veneno por dentro ya que en ellas, esta señora acepta que Turbay contribuyo a elegir a Misael Pastrana, el cual se robó de manera descarada unas elecciones presidenciales, que todavía hoy se recuerdan. También dice que su fallecido marido era un personaje justo (a sus justas proporciones) y que se “totea” de la ira siempre que “ofenden su memoria” (volvemos con el mal chiste del Alzheimer).

Luego de lo anterior, pasan al tema de Beatriz González, una pintora que pintó (de tanto leer a doña amparito soy igual de redundante!!) a Turbay y luego dijo que sus “obras de los años 80 que parten de la figura del ex presidente Turbay Ayala aluden a sus comportamientos abiertamente ridículos y de mal gusto"; razón por la cual (y abreviando un poco) luego de querer comprarlos la citada Amparito, los vio de mal gusto. De esta parte de la entrevista resalto que la noble abuelita quería invitar a la pintora a un juzgado para contarle muchas cosas buenas del tan citado expresidente. Al respecto yo no sé si ella, pensaba que la pintora era abogada en sus tiempos libres o simplemente quería demandarla. Solo doña Amparo Canales sabrá.

Prosigue la entrevista con otra joya que es de resaltar: la noble ancianita dice que le conoció el organismo al vagabundo expresidente. Aunque lo anterior puede parecer supremamente morboso, resulta que no. Doña Amparo hace referencia a unos dedos machucados y a un supuesto infarto por medio de algunas anécdotas que me da pereza reproducir y después, resalta la labor de su esposo muerto como presidente, destacando por ejemplo la toma de la embajada de Santo Domingo (donde miembros del M-19 irrumpieron en la embajada armados, secuestraron embajadores y como premio, el gobierno los mando de vacaciones a Cuba), le echa vaina a Petro, a Piedad Cordoba (que tampoco me agrada, en eso concordamos) y luego sigue con la joya de la entrevista:

Frente a la expresión dicha por Turbay Ayala de “que la corrupción hay que reducirla a sus justas proporciones” y sobre la que le preguntan, esta señora dice (lo voy a copiar textual): “Aquí vino un día un historiador francés y nos dijo: "Es la frase más inteligente que he oído". ¿Qué país del mundo ha podido acabar con la corrupción? ¡Ninguno!”

No sé si esta señora es una tomadura de pelo o lo es la entrevista, pero que por esta frase un tal historiador francés (quien sabe si de su imaginación), diga tal cosa, nos deja ver que el historiador era un completo imbécil o la señora es una mitómana de primera. Rememorando que ella misma dijo que andaba de embajadora en el Vaticano, la segunda teoría toma una fuerza rimbombante. Llama igualmente la atención que recalque el francés…como si por el hecho de alguien ser de la tierra del “fromage”, lo convirtiera inmediatamente en autoridad. 

Podría seguir hablando de la entrevista, pero no vale la pena. Creo que con lo ya dicho basta y sobra para saber quién es esta señora y que méritos tiene para haber sido entrevistada. Por personas como ella es que abogo por una aristocracia del mérito, donde los que sean de clase alta sean personas que valgan la pena y no desocupadas como ellas. Después hablaré de eso.  

En fin, si me piden una conclusión de la entrevista, puedo decir que la señor Amparo debe reducir su amor por Julito a sus justas proporciones.


[1] En algunas regiones del país, se le llama “partir” al acto sexual entre un hombre y una mujer…

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